En una entrevista en Castilla-La Mancha Televisión, Soriano ha explicado que en ese texto inicial se preveía un fuerte incremento de las hectáreas con derecho a ayudas –que pasarían de 22 a 38 millones–, lo que habría supuesto que cada productor percibiera en torno a un 40 por ciento menos, lo que unido a la »tarifa plana» «habría provocado esa fuerte pérdida de las ayudas de en torno al 50% para cada agricultor y ganadero de la región».
La titular de Agricultura ha destacado además que la reforma de la PAC «ratifica el mantenimiento del presupuesto para el campo español y castellano-manchego así como otras reivindicaciones de la Junta para que los agricultores y ganaderos mantengan el mismo nivel de ayudas», ha informado la Junta en nota de prensa.
Entre otros aspectos, además del presupuesto y el número de hectáreas con derecho ayudas, ha incidido en la importancia de introducir flexibilidad en la reforma para adaptarla a la realidad agronómica de los países mediterráneos; de evitar los criterios de convergencia interna que pretendía Bruselas que habrían supuesto «pérdidas para algunos sectores»; o de obtener fondos suficientes para atender a los »ganaderos sin tierra».