Los accidentes de tráfico constituyen un problema socio-sanitario de primera magnitud a nivel mundial, aunque todavía mayor, si cabe, en las sociedades económicamente más desarrolladas. El hecho de que en su gran mayoría pudieran haberse impedido supone un doloroso agravante añadido. El eslogan que desde las asociaciones sanitarias especialmente concienciadas con este problema surgió hace ya años “el accidente de tráfico es una enfermedad evitable” va dirigido claramente en este sentido, tratando de remarcar la trascendencia de las medidas de prevención en la reducción del número de accidentes.
Los tratamientos anticoagulantes tienen unas indicaciones concretas y suponen una de las situaciones más ilustrativas en donde la correcta cumplimentación del tratamiento resulta determinante para disminuir los riesgos asociados a los mismos. Cuando al hablar de estos medicamentos nos referimos a realizar el tratamiento en la forma correcta, conviene aclarar que no se trata exclusivamente de tomar la dosis diaria recomendada, sino que además, en el caso de los anticoagulantes orales convencionales (que continúan hoy en día siendo mayoritariamente los más utilizados), es esencial comprobar periódicamente (mediante un análisis de sangre), que la dosis que se está recibiendo proporciona unos niveles del fármaco en el organismo que objetivan que se está recibiendo la cantidad adecuada y, por lo tanto, el tratamiento se está administrando correctamente. Con los anticoagulantes orales de última generación no es necesario someterse a este tipo de controles periódicos, pero en el momento actual sólamente un porcentaje muy reducido de la población los está recibiendo, si bien existe una tendencia lentamente progresiva en cuanto a su utilización, aunque muy ajustada a cada paciente en particular.
Por tanto, si usted se encuentra tomando un tratamiento anticoagulante, lo más importante es asegurarse de tomar diariamente la dosis recomendada y verificar, con la periodicidad que se estime oportuno, que el nivel del medicamento existente en su organismo es el requerido y no es necesario modificar la dosis. Si es así, su seguridad a la hora de utilizar el automóvil como medio de desplazamiento y evitar el accidente de tráfico va a depender fundamentalmente de los mismos factores que en las personas que no toman anticoagulantes. Sin embargo, resulta recomendable que usted lleve consigo algún tipo de distintivo fácilmente identificable (chapa colgando del cuello, escrito que resalte en su documentación), para que en el caso de que desafortunadamente se viera involucrado en un accidente de tráfico y perdiera el conocimiento, se pudiera poner sobre aviso al equipo sanitario por el que fuese atendido, que se encuentran ante una persona que toma anticoagulantes. Conocer este dato es importante en el manejo de un paciente accidentado, ya que es en esta situación, en la que un paciente que toma anticoagulantes sufre un accidente de tráfico grave, cuando el riesgo del paciente puede estar aumentado, ya que sus mecanismos naturales de defensa frente a las hemorragias se encuentran atenuados como consecuencia de la medicación.
Nadie está libre de poder sufrir un accidente de tráfico, pero el utilizar el coche con la mayor seguridad posible se encuentra inmensamente más relacionado con el hecho de observar y cumplir una serie de normas y medidas preventivas, que de tomar o no una medicación que requiere un preciso control, en este caso un anticoagulante.