Lento, rígido y con una estrategia de precios equivocada. No sale bien parada la Sareb o banco malo en el último informe de la Troika, que sin elevar demasiado el tono viene a decir lo que muchos dentro y fuera del sector inmobilIario piensan desde que echó andar: que no está cumpliendo con su papel. Salvo que su rol sea seguir guardando los muertos inmobiliarios para respiro de los bancos españoles, los sanos y los otros.
Las cifras de ventas de casas del banco malo este año demuestran hasta qué punto ha errado en el tiro. La Sareb necesitó medio año para darse cuenta de que nadie estaba dispuesto a comprar pagando por los inmuebles un 25% más del precio al que le fueron traspasados. A la vista de que las cifras no salían -apenas 550 viviendas vendidas en los tres primeros meses del año-, Belén Romana tuvo que cambiar de estrategia y vender al menos al valor de traspaso.
Ahora, la foto fija fija dice que se venden más casas -4.500 al cierre del mes de octubre- pero no las suficientes como para que la Sareb pueda cumplir con su plan de negocio, que contempla la venta de algo más de 7.250 inmuebles este año. O, lo que es lo mismo, que la Sareb puede necesitar más dinero pronto para tapar los agujeros de un 2013 que ha dejado al descubierto las carencias de una estrategia errática.
En el tramo final del primer año de la Sareb, ni el mercado español es hoy más líquido ni tiene visos de serlo a corto y medio plazo. Son legión los expertos inmobiliarios que aseguran que el banco malo terminará vendiendo con pérdidas si quiere aligerar la enorme cartera de casas que carga bajo sus hombros. Las presiones para evitar lo que para muchos es inevitable serán terribles, pero el cambio de estrategia desde lo que la Troika calificaba como “una política inicial de precios posiblemente excesivamente rígida” no parece ser suficiente. Al tiempo.