Hoy el Congreso de los Diputados tendrá una de esas sesiones que prometen: la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría contestará a una interpelación parlamentaria del PSOE que pretendía que el Presidente del Gobierno volviera de nuevo a dar explicaciones del caso Bárcenas. Como el PP tumbaba todos sus intentos, presentaron una nueva interpelación sobre la política general del Gobierno ‘en materia de rendición de cuentas ante el Parlamento’, aunque su portavoz, Soraya Rodríguez, aclaró que le iban a preguntar sobre el caso Bárcenas. Así las cosas, el Gobierno ha decidido que contestara Sáenz de Santamaría.
Lo curioso del caso es que Sáenz de Santamaría, que es de los miembros del Gobierno que tienen poco que ver con Bárcenas, hasta ahora se había mantenido en segundo plano aunque, según dicen desde Moncloa, tomando nota de los ministros que se escondían al ser preguntados o interpelados por este asunto. Y es que en este caso hay dos tipos de dirigentes en el PP: los que se posicionan y los que escurren el bulto. Los ministros –algunos digo- tampoco debían dar más explicaciones, pero el paso de Santamaría puede dejarlos en fuera de juego.
De lo que no tengo duda, también por lo que dicen desde Moncloa, y no desde Génova, es que el caso Bárcenas está entrando en una nueva fase. No porque el PSOE vaya a ceder en su estrategia, sino porque el Gobierno ha pedido a los líderes del PP que tomen la iniciativa en este y otros temas. No se trata tanto de posicionarse de cara a las futuras elecciones, sino más bien a quedarse definitivamente fuera de las listas del partido. Tomen nota del segundo aniversario electoral como inicio de esta etapa.