Según la Real Academia de la Lengua Española, Parsimonia es: lentitud y sosiego en el modo de hablar y obrar. Aunque también hay otras acepciones. Por ejemplo: flema, frialdad de ánimo o frugalidad y moderación en el gasto.
Las primeras acepciones pueden cuadrar en la forma de actuar de Mariano Rajoy. La pregunta que se hacen muchos analistas, correligionarios, miembros de su equipo o votantes, es si su parsimonia responde a lentitud o sosiego. De momento ha resuelto el espinoso tema de la sucesión en el PP andaluz, sin grandes perturbaciones y también en el PP vasco. Tiene esos dos frentes tranquilos. Su tesis parece ser: paso a paso, en cada momento lo que toca y toca en su momento. No hay que acelerarse. Esa forma de actuar tiene sus ventajas e inconvenientes.
Cuando Mariano decida sobre las europeas ya conoce el tablero de juego
Así, sin prisas parece que Rajoy va a decidir sobre la candidatura popular a las elecciones europeas, cuando todas las demás formaciones tienen decidida la suya. Por tanto él conoce sus intenciones. Entra en el tablero de juego sabiendo cuales son las estrategias de aquellos a los que debe enfrentarse. Incluidos sus hermanos escindidos del propio Centro-Derecha.
Después del Congreso del PPE en Dublin también sabe que es a lo que quieren jugar los compañeros de diferentes Estados del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento Europeo. Las reglas han cambiado y ese Grupo puede elegir al Presidente de la Comisión y, por tanto, repartir poder. Ahora, Rajoy, podrá elegir sus candidatos según las posibilidades de colocarlos después en diferentes posiciones que le serán útiles a España en la complicada política europea. La Presidencia del Eurogrupo y una Comisaría económica parecen sus aspiraciones más claras y hay un sinfín más de puestos dentro del parlamento, la Comisión y otras Instituciones europeas.
Para pintar en Europa ahora hay que pintar en los dos grandes grupos parlamentarios. Ellos son los que van a decidir sobre el Presidente de la Comisión. De manera que el número de diputados de esos dos grandes es decisivo. Primero porque, según gane uno u otro, habrá un Presidente popular o socialista y luego, según pinten más o menos en cada uno de esos grupos los españoles de uno u otro signo, se repartirá el poder dentro de las Instituciones europeas. Por eso Mariano Rajoy ha esperado a saber las cartas de los demás, esa es su ventaja.
Pero también pone nerviosos a los suyos
A esa ventaja hay que contraponer la parálisis de algunos de sus correligionarios. Esperando la decisión, que Esperanza Aguirre tachó de digital, los aspirantes desesperan o sestean. Desesperan porque no saben cual será su futuro y sestean porque saben que no pueden hacer nada para incidir en la decisión.
Además, los votantes del PP se ponen nerviosos. Achacan a esa forma de Gobernar retrasos que agravaron situaciones o hicieron que las decisiones llegaran cuando sus oponentes se habían recuperado del shock de la derrota.
La prueba definitiva de la validez del modo de gobernar son los resultados. De momento los económicos parecen avalarla. La recuperación de los datos macros es evidente y luego seguirán los micros, en particular la creación de empleo. Sin embargo la prueba de fuego también es política, los resultados de las siguientes elecciones; empezando por las europeas. Al fin y al cabo un Presidente busca también la reelección.
Según se produzcan los acontecimientos se sabrá si la parsimonia responde a la lentitud o al sosiego.