A medida que las leyes prometidas en campaña electoral van poniéndose en marcha, la oposición eleva el tono y promete derogarlas en cuanto la ‘nueva mayoría parlamentaria’ llegue al poder… que ya es triste lo de Rubalcaba. Ya no habla de ganar elecciones sino de conseguir nuevas mayorías: por algo será. Pero falta mucho tiempo, y es tal la situación en el PSOE, que de aquí a las primarias pueden surgir nuevos líderes en cualquier sitio. Al tiempo.
Y mientras la oposición se desangra, Rajoy se ha puesto a hablar. Ha vuelto a reunirse y también a comer con periodistas y empieza a lanzar nuevos mensajes. Y el primero es precisamente este: que hay que mejorar los argumentos del mensaje y la presencia en los medios. También lo dice por él. Esperemos que lo de Montoro no corresponda a esta nueva estrategia, porque si cada día nos va a dar una alegría no sé si vamos a estar preparados para tanta fiesta. Pero no se hagan ilusiones, no es que defienda a Montoro: es que no va a cambiar a ninguno de sus ministros… a no ser que no tenga más remedio por culpa de las Europeas de marzo.
Pero lo más interesante que va diciendo Rajoy es que hay que huir de las generalidades: quiere cosas concretas, hacer cosas, aunque también pide calma. Esto último ya me preocupa más. El presidente del Gobierno nunca se ha parecido a Simeone, y si encima ahora pide calma es que la cosa se puede poner a cámara lenta. Y es que la segunda parte de su legislatura necesita poner en marcha muchas cosas de las prometidas en el programa y, sobre todo, un portavoz. Ni Cospedal, ni Floriano, ni Alonso. Por lo menos a González Pons se le entendía lo que decía.