La doctora Maritza Sánchez Abiyud, directora de Caritas Cuba, ha afirmado en una entrevista a la agencia Zenit que entre las medidas presidenciales para reactivar la economía y la calidad de vida en Cuba, “el trabajo por cuenta propia ha sido la de mayor impacto en la población”.
Invitada a la clausura de la Asamblea del Consejo Pontificio Cor Unum, que ha reunido en Roma a personas e instituciones que reflexionan y trabajan extendiendo la caridad del Papa, la doctora ha afirmado que aunque de momento “es algo bastante limitado”, el Estado ha tomado esta decisión porque “no puede seguir financiando todos los salarios”. “Aunque todavía es el principal empleador, ha tomado la decisión de acomodar la fuerza laboral y permitir el trabajo por cuenta propia”.
A raíz de esta decisión, han surgido una serie de empresas e iniciativas, impensables hasta ahora. Según la presidenta de Caritas, “son mayormente oficios y también servicios gastronómicos o arrendamiento de casas, entre otros”. “Surge entonces una nueva cultura impositiva del pago de impuestos, y la gente tendrá que trabajar muy duro para levantar su propio negocio”, ha añadido.
Pero Sánchez alerta de que “no todos tienen el espíritu emprendedor ni pueden asegurar un capital, como tampoco está asegurada la materia prima ni el mercado”. Aún y así, califica la medida de “avance, una nueva experiencia y apertura, aunque el impacto no va a ser fácil, pues quedan todavía muchas dificultades para la gente”.
Sobre el estado actual de la economía, la presidenta de Caritas afirma que en Cuba “no hay relación entre el costo de la vida y los salarios, pues las personas no ganan para costear lo que se necesita para un nivel de vida medio”. A ello añade que “hay dificultades de todo tipo con los alimentos, la ropa, los zapatos” y que a pesar de que hay una parte de los alimentos son subsidiados, “cada vez escasean más”.
Lo mismo ocurre con la salud, “a pesar de que es gratuita, hay que comprar los medicamentos y lo mismo ocurre con otros servicios, que se han disparado, como es el caso de la tarifa eléctrica”.
Caritas trabaja con grupos vulnerables de la sociedad cubana, principalmente con personas de la tercera edad. “Somos el segundo país más envejecido de América Latina y si los salario son bajos, las pensiones aún más”, explica Sánchez Abiyud. Muchas de estas personas están solas porque sus hijos emigraron.
Según la doctora, Caritas “ofrece servicio a 7.000 ancianos a través de los comedores o en el lavado de ropa”. Asimismo, “existen los grupos con necesidades de sociabilidad, los que hacen subir en casi 28.000 los beneficiarios de las diferentes actividades”, aclara.
La asociación de la Iglesia católica también trabaja con niños, adolescentes y jóvenes en riesgo, en un programa llamado “grupos de desarrollo humano integral”, el cual se amplía a sus familias, que a menudo son disfuncionales y viven en barrios marginales.