El Papa Francisco prosigue su particular cruzada contra las malas lenguas, la falta de respeto, la soberbia y las parejas que no dejan espacio ni piden perdón al otro. Lo ha vuelto a dejar claro en una audiencia donde ha vuelto a hablar del matrimonio y sus dificultades.
Durante la catequesis que cada semana imparte durante la audiencia general de los miércoles, el Papa ha recordado que «la educación es ya media santidad», parafraseando a San Francisco de Sales. Sin embargo, también ha advertido contra el «formalismo» en las maneras y ha señalado que detrás de esta actitud «pueden esconderse la aridez del alma y el desinterés por los demás».
«Incluso la religión no es inmune a este riesgo, que hace resbalar la observancia formal en la mundanidad espiritual», ha subrayado.
Francisco ha dedicado su discurso a reflexionar en torno a las palabras «gracias», «perdón» y «permiso» porque ha indicado que, a su juicio, son las «claves» para la vida familiar.
«Encierran una gran fuerza: la fuerza de proteger la casa, incluso entre mil dificultades y pruebas; pero su ausencia abre, poco a poco, brechas que pueden hacer que se derrumbe», ha asegurado.
En el caso de la palabra «permiso», el Pontífice ha apuntado la «delicadeza de una actitud no invasiva» que supone disponerse a «entrar en la vida del otro, aún cuando es parte de la propia vida». Además, ha asegurado que el «permiso» ayuda constantemente a «renovar la confianza y el respeto» en lugar de «dar todo por sentado».
Respeto a la libertad
«El amor, cuanto más íntimo y profundo es , más exige el respeto de la libertad y la capacidad de esperar a que la otra persona abra la puerta de su corazón», ha manifestado.
Por otra parte, ha hecho referencia a la palabra «gracias», con un llamado a ser «inflexibles en educación para la gratitud» y a «combatir» la tendencia de los «malos modales» y «malas palabras».
Para el Papa, si la vida familiar y social pierden la costumbre de decir «gracias» «perderán esta forma», y ha asegurado que tanto la dignidad de la persona como la justicia social pasan por el «agradecimiento».
En el caso de la palabra «perdón», ha puesto de manifiesto que «cuando falta, las pequeñas grietas se ensanchan» y, «con su pérdida comienzan muchas lágrimas en las familias».
De hecho, ha recordado que la oración del »Padre nuestro» hace alusión al perdón y a la necesidad de perdonar, y ha explicado que «reconocer los errores y estar dispuesto a restituir lo que se ha quitado es lo que hace digno de perdón».
«Si no somos capaces de pedir disculpas, quiere decir que tampoco somos capaces de perdonar –ha advertido– Nunca terminéis el día sin hacer las paces«.
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