El papa volvía contento de su viaje a Corea del Sur. Tras cinco días visitando el país asiático, Francisco ha vuelto en el avión contestando a las preguntas de los periodistas sin evitar ningún tema. Los conflictos bélicos, la tortura, su posible renuncia e incluso su vida privada salieron a relucir en el vuelo.
Más de una hora habló el Papa con los periodistas. Afectado sobre el conflicto en Irak, aseguraba que “cuando hay una agresión en injusta en lícito detener al agresor. Pero repito, detener y no bombardear ni hacer una guerra”.
Francisco no dudó en llamar a los países que forman parte de la ONU a tomar una decisión colectiva para frenar la “agresión injusta” que sufren las minorías en Irak.
“¡Cuántas veces con la disculpa de frenar al agresor las potencias han desencadenado una verdadera guerra de conquista! Una sola nación no puede juzgar cómo se detiene un agresor”, afirmaba el Papa.
Defiende con ahínco que Naciones Unidas es quién debe discutir y hablar cómo se detiene al agresor que está causando el mal.
“Estoy disponible para viajar a Irak”
El pontífice argentino reconoce que está preocupado por la supervivencia de todas las minorías y no solo de las cristianas, porque “todos somos iguales ante Dios”.
El Papa afirmó que está disponible para viajar al norte de Irak, al Kurdistán, para dar consuelo y alivio a los refugiados y otras minorías “si es necesario”, a pesar de que es consciente de que “no es lo mejor que se puede hacer ahora”
Para Francisco, el mundo está viviendo una “tercera guerra mundial a pedazos con un nivel de crueldad espantosa” debido a que afecta a niños y mujeres.
“La tortura es un pecado contra la humanidad”
El papa latinoamericano no duda en condenar la tortura destacando que es “no solo es un pecado mortal sino que es un pecado contra la humanidad y delito de lesa humanidad”.
Francisco continúa con su deseo de visitar China, al que en el viaje de ida a Corea del Sur envió un mensaje de “apertura y diálogo”.
“Claro que deseo ir a China. Mañana mismo. La Iglesia solo pide libertad para hacer su oficio. Ninguna otra condición”, aclaró.
Francisco se da «dos o tres años» antes de entrar en la «Casa del Padre»
El pontífice explicaba a los periodistas que tiene programado un viaje a Estados Unidos para el próximo año con etapas en Filadelfia, Washington y Nueva York, para ir a la sede de la ONU.
Respetando su estilo simple y directo, Francisco hizo varias confidencias sobre su vida como pontífice, sobre su voluntad de conducir una vida normal, su popularidad y bromeó con su muerte, en «dos o tres años».
«Vivo (la actual popularidad) como una generosidad del pueblo de Dios. Interiormente, intento pensar en mis pecados, en mis errores, para no enorgullecerme, porque sé que durará poco tiempo. Dos o tres años. Y después, ¡a la Casa del Padre!», lanzó con tono divertido.
También reconoció que vive esta popularidad «con más naturalidad» ahora, porque antes le «asustaba un poco».
Al contestar sobre cómo es su vida en el Vaticano, el papa argentino reiteró que le gustaría poder salir más y reconoció que al principio de su pontificado se sintió «un prisionero».
«Al principio sí, pero después cayeron algunos muros. Por ejemplo, el papa no podía usar el ascensor solo, pero cuando vino alguien a acompañarme, le dije: ¡Tú, vete a tu sitio, que yo bajo solo!». Y se acabó la historia», relató el papa.
Está dispuesto a dimitir si es necesario
El Papa evocó también su posible dimisión como la de su predecesor Benedicto XVI en 2013.
La renuncia de un papa es una «institución» y dejó de ser una «excepción», «aunque esto no guste a algunos teólogos», aseguró.
«¿Y si yo sintiera que ya no puedo seguir? Haría lo mismo. Rezaré, pero creo que haría lo mismo», respondió a los periodistas que viajaban con él, según informan los medios de comunicación italianos.
Para el pontífice argentino, «el papa emérito sigue siendo una institución, porque nuestra vida se alarga y a una cierta edad ya no se tiene la capacidad para gobernar bien, porque el cuerpo se cansa».
El papa respondió así al describir cómo transcurre su convivencia con el papa emérito Benedicto XVI, quien renunció al pontificado al alegar que le «faltaban las fuerzas» el 28 de febrero de 2013.
«Nos vemos. Antes de partir fui a visitarlo. Dos semanas antes, me envió un escrito interesante y me pedía mi opinión. Tenemos una relación normal», explicó.
“Me gusta leer y escuchar música”
El papa que anunció que pasará sus vacaciones «en casa», es decir la residencia de Santa Marta dentro del Vaticano, disminuirá en estos días de verano en Europa el ritmo de trabajo.
«Leo las cosas que me gustan, escucho música. Ante todo rezo», explicó el papa argentino, quien bromeó con el hecho de que padece «algunos problemas de nervios», que se deben «tratar».
«Hay que darles mate cada día», ironizó al asegurar que su mayor neurosis es la de ser «muy hogareño».