«Cuando una familia no tiene para comer porque debe pagar su préstamo al usurero, no, eso no es cristiano, ¡eso es inhumano!», exclamó el Sumo Pontífice en italiano durante la audiencia general semanal, en una de las numerosas referencias a las injusticias que marginalizan aún más a los pobres en los países del Sur, también en Italia.
Es una «herida social», denunció con fuerza ante más de 3.000 voluntarios que trabajan en fundaciones encargadas de la lucha contra la pobreza.
Francisco deseó que las instituciones «puedan intensificar su compromiso junto a las víctimas» de la usura.
La usura, consistente en conceder préstamos con unas tasas prohibitivas, de manera que el deudor no pueda rembolsarlas, da un temible poder al acreedor, que puede obligar a su debitor a cederle sus bienes o a cometer acciones criminales por él.
Muchos papas se han manifestado en contra de la usura, como Benedicto XVI, que denunció en julio de 2009 la «plaga social» de la usura, pidiendo al Estado italiano que ayudara a las familias afectadas por esta «esclavitud».
En otro de los saludos del pontífice argentino a los trabajadores de la fábrica Shellbox de Castelfiorentino (centro de Italia), que atraviesa problemas económicos, afirmó que «el trabajo es manantial de la dignidad» e instó a que sea «la preocupación central de todos».
El papa dedicó la catequesis de hoy a la confirmación, de la que dijo que los padres se preocupan del bautismo de sus hijos, pero se olvidan de este sacramento.
En su mensaje en español, Francisco invitó a todos a recordar «que hemos recibido la confirmación, a dar gracias a Dios por él y a pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos y a caminar siempre con alegría».
Con un loro en la mano
También sostuvo en una mano un loro que le ofreció un representante de una compañía de espectáculos italiana, durante el recorrido habitual por la plaza de San Pedro que el pontífice hace antes de su audiencia de los miércoles.
El pontífice se detuvo de nuevo durante el paseo para, en esta ocasión, tomar durante unos segundos al loro, llamado «Amor», que una compañía de espectáculos llevó a la audiencia general.
El papa argentino se detiene a menudo ante los fieles que abarrotan la plaza de San Pedro para responder a las muestras de afecto que recibe y bendecir a los niños que le son acercados en volandas.
Bergoglio recientemente sorprendió a los fieles de la parroquia romana de San Alfonso cuando se colocó en el cuello un pequeño cordero que formaba parte de un pesebre viviente.
El domingo pasado, después del rezo del Ángelus, un niño y una niña liberaron dos palomas desde una ventana del Palacio Apostólico minutos después de que Francisco pronunciara unas palabras en alusión al conflicto que atraviesa Ucrania.
Las palomas, símbolos de la paz, fueron atacadas por una gaviota y un cuervo.