Durante la oración, una imagen de la Virgen ha recorrido la plaza en procesión para «recoger las invocaciones de los fieles» que han participado en el evento sin necesidad de entrada.
Al término del Rosario que ha guiado el arcipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal Angelo Comastri, el Papa ha impartido la bendición apostólica, junto a él, junto con han el Prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Gänswein y su secretario, Alfred Xuereb.
En su meditación, el Pontífice ha sintetizado la actitud de María con tres palabras: escucha, decisión y acción, palabras que ha precisado «indican un camino delante de lo que pide el Señor en la vida».
Así, el Papa ha invitado a escuchar a Dios que habla «también a través las realidades cotidianas, atención a las personas, a los hechos». «El Señor está a la puerta de nuestra vida y toca en muchos modos, pone signos en nuestro camino, nosotros somos capaces de verlos», ha señalado Francisco.
Por otro lado, el Pontífice ha evocado diferentes momentos de la vida de María, como la Anunciación, la Visitación y las bodas de Cana en donde fue «contra corriente», en esta línea ha indicado que «en la vida es difícil tomar decisiones» y que frecuentemente se deja a otros que decidan, o se decide de acuerdo la moda del momento. Pero, el Papa ha invitado «a tener valentía» cuando se sabe qué es lo que se debe hacer, a pesar de que parezca «demasiado difícil porque es ir contra corriente».