El Papa Francisco convocó oficialmente el Jubileo Extraordinario de la Misericordia en la tarde de Roma en la Basílica de San Pedro con la publicación de la Bula de Convocación “Misericordiae vultus”.
La bula del Jubileo, -además de indicar la duración, las fechas de apertura y cierre, y las modalidades de desarrollo- constituye el documento fundamental para conocer el espíritu con el que ha sido convocado, las intenciones y los frutos esperados por el Pontífice.
El Jubileo de la Misericordia comenzará el 8 de diciembre de este año y concluirá el 20 de noviembre de 2016.
Para la proclamación, el Santo Padre estuvo acompañado por los cardenales en la entrada de la Basílica Vaticana. Al lado de la Puerta Santa o también llamada Puerta del Jubileo, entregó la Bula de convocación a los cuatro cardenales arciprestes de las Basílicas Papales de Roma: el Cardenal Angelo Comastri, Arcipreste de la Basílica de San Pedro en el Vaticano; el Cardenal Agostino Vallini, Arcipreste de la Basílica de San Juan de Letrán; el Cardenal James Michael Harvey, Arcipreste de la Basílica de San Pablo Extramuros y el Cardenal Santos Abril y Castelló, Arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor.
Para expresar el deseo de que el Jubileo extraordinario de la Misericordia sea celebrado en Roma y en todo el mundo, el Papa entregó una copia de la Bula –para hacerla llegar simbólicamente a todos los obispos– al Prefecto de la Congregación para los Obispos, el Cardenal Marc Ouellet; al Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Cardenal Fernando Filoni y al Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el Cardenal Leonardo Sandri.
También, en nombre de todo el Oriente recibió una copia del documento el Arzobispo Savio Hon Tai-Fai, nacido en Hong Kong y Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
África estuvo representada por el Arzobispo Bartolomé Adoukonou, originario de Benin y Secretario del Consejo Pontificio para la Cultura.
Para las Iglesias Orientales, el Santo Padre entregó la Bula a Mons. Khaled Ayad Bishay, de la Iglesia Patriarcal de Alejandría de los Coptos.
El Regente de la Casa Pontificia, Mons. Leonardo Sapienza, en calidad de Protonotario Apostólico, leyó en presencia del Papa algunos extractos del documento oficial de convocatoria del Año Santo Extraordinario. La lectura se efectuó con la emoción contenida de muchos fieles que escucharon en silencio allí mismo su lectura.
El significado de la Divina Misericordia
La imagen de la Divina Misericordia le fue revelada a Santa Faustina Kowalska en 1931 y Jesús mismo le pidió que se pintara. Luego el Señor le explicaría su significado y lo que los fieles alcanzarán con ella. No obstante Santa Faustina lloró al ver que la imagen, en su opinión, “no reflejaba” toda la belleza de Jesús, pero Él la animó.
Cuenta Santa Faustina en su diario: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido”.
“Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: ‘Jesús, en ti confío’. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero”.
Jesús le señaló: “Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi gloria”.
Otro día, estando Santa Faustina en oración, Cristo le dijo: “Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas”.
“Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios”.
Santa Faustina contaba todo esto a su confesor, el actual Beato P. Miguel Sopocko, quien designó al pintor Eugenio Kazimirowski para que realizara la imagen según las indicaciones de la santa.
“Una vez, cuando estaba en [el taller] de aquel pintor que pintaba esa imagen, vi que no era tan bella como es Jesús. Me afligí mucho por eso, sin embargo lo oculté profundamente en mi corazón”, escribió Santa Faustina en su diario.
“Fui a la capilla y lloré muchísimo. ¿Quién te pintará tan bello como Tú eres? Como respuesta oí estas palabras: ‘No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia’”.