El mundo musulmán celebra estos días el nacimiento de Muhammad, el profeta Mahoma. Un día 12 del mes de Rabi Al Awal del calendario islámico (año 570 de la era cristiana) Amina daba a luz en La Meca, en la actual Arabia Saudí, a Mahoma, llamado a recoger en el Corán toda la revelación de Alá, un mensaje que ya habrían transmitido Abrahám, Moisés y Jesús.
La fiesta del Aid El Mawlid, que así es como se llama aquella en la que se conmemora el nacimiento, es una de las más importantes en el calendario musulmán. Mahoma se quedó huérfano muy pronto; a los seis años ya no tenía madre ni padre, de manera que se crió con un tío suyo. En el año 610, a los 40 años de edad, Mahoma recibe sus primeras revelaciones de Alá; tuvo una visión del arcángel Gabriel, con una visita que describió como un mandato para memorizar los versos de Dios, que más tarde serían recogidos en el Corán, y que le estuvo revelando durante 20 años.
Muhammad, el Mensajero de Dios, es en el Islam el último de los grandes profetas. Los mensajes divinos que se recibieron a través del profeta Mahoma invitaban siempre a la gente a la sumisión. De ahí la palabra »islam», que significa eso precisamente, »sumisión», y que se deriva de la palabra »salam» o »paz» en árabe.