El zapaterismo vicario en el que viven algunos diputados socialistas les lleva a repetir una colección de tópicos que, si no estuvieran dichos por políticos, merecerían figurar en el elenco de alguna antología del cómic. Claro que ellos tampoco tienen la culpa de todo. La comparten los que preparan sus preguntas y discursos. Antes los partidos elaboraban argumentarios que había que aprenderse antes del desayuno. Ahora, desde que las redes sociales inventaron el discurso de pocas sílabas, ya no son capaces ni de memorizar tres frases. Así nos va. Un ejemplo.
Ayer el secretario general del Grupo Socialista, Eduardo Madina preguntó al ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón “Señor ministro ¿quién se cree para inmiscuirse en el cuerpo de las mujeres, en su intimidad, en su sexualidad? Usted va en contra del corazón de nuestra democracia que excluye al Estado de las decisiones más íntimas de los ciudadanos; pare”. El ministro podría haberle hablado del tiempo, del mal tiempo que hace, o de cualquier otro aspecto de esa ciencia de las nubes a las que algún día nos dedicaremos. No lo hizo.
Gallardón, en tono conciliador, como quien aconseja al novicio respondió: “Señor Madina, hay muchas miradas puestas sobre usted, y usted lo sabe; no tenga miedo a liberarse de muchos prejuicios del pasado; sea auténticamente progresista y defienda de verdad a los más débiles; en este caso el más débil, el que necesita protección, es el concebido”.
Nunca me gustó mucho Gallardón, pero hay que reconocer que es uno de los más listos de la clase. Tampoco es difícil. Porque de eso se trata. Vive el PSOE atrapado por un pasado, por lo menos en lo que al aborto se refiere, que incluso contradice muchos de sus planteamientos ideológicos más atractivos. Si los líderes que ahora vienen, o que se quieren postular, siguen anclados en los viejos tópicos, nada pueden ofrecer a una sociedad que busca algo diferente. Defender la vida, también la del no nacido; a las madres con dificultades; es algo que merece mucho más que un voto: merece ser un líder. Por favor: ¿no hay nadie más en el PSOE?