Hacía falta una operación como la compra de Grupo Neinor –que agrupa el 50% del ladrillo de Kutxabank- para constatar que el mercado inmobiliario español ha llegado definitivamente al punto de inflexión. El comprador es el fondo Lone Star, que ha puesto sobre la mesa nada menos que 930 millones de euros para quedarse, también, con la comercialización de la otra mitad de los activos inmobiliarios del grupo vasco.
No se había visto una operación así en términos económicos desde el año 2007, antes del gran pinchazo de la burbuja inmobiliaria. No se trata ya de sensaciones ni de indicios: el enorme cheque que el fondo pone encima de la mesa significa que el mercado inmobiliario español se mueve a lo grande, con operaciones que hubieran sido impensables hace año y medio, cuando la economía española aun estaba en recesión.
Con la operación, España gana un actor de primera fila para el sector. Lone Star adquirió hace apenas siete meses el negocio de Eurohypo en España –en este caso grandes créditos a promotores- con un fuerte descuento en una operación valorada en 3.500 millones de euros. Cuando un gigante con 30 fondos que gestionan 52.000 millones de dólares hace una apuesta tan fuerte es que algo está cambiando en el hasta ahora agonizante ladrillo español. Ya era hora.