Asimismo, hacen un llamamiento a los líderes políticos y religiosos y a las instituciones para que aseguren la integridad física de estas personas y protejan su derecho a cambiar o abandonar sus creencias religiosas y a educar a sus hijos de acuerdo a sus creencias.
También recomiendan a la Comisión del Vaticano para las Relaciones Religiosas con los Judíos y al Comité Internacional Judío para las Consultas Interreligiosas (IJCIC) que trabajen juntos contra la persecución por motivos religiosos, alerten sobre estos problemas y garanticen los plenos derechos independientemente de la identidad étnica o religiosa, en Oriente Medio y en cualquier otra parte.
«Hemos examinado las dificultades a las que nuestras tradiciones religiosas se enfrentan hoy en día: violencia, terrorismo, extremismo, discriminación y pobreza», enumeran, al tiempo que aseguran que les «entristece profundamente que se tome el nombre de Dios en vano» y que deploran la «manipulación política» de la religión.
Además, reclaman que las enseñanzas antisemitas desaparezcan de libros de texto y discursos en todo el mundo, así como las expresiones «anticristianas». En este sentido, piden a los líderes religiosos que se opongan firmemente a este «pecado».
Por otra parte, recomiendan que todos los seminarios judíos y católicos incluyan programas educativos sobre la »Nostra aetate», desarrollada durante el Concilio Vaticano II y que abrió «una nueva senda» en las relaciones entre ambas confesiones, y los documentos posteriores de la Santa Sede que implementan esta Declaración.
Frente a estos desafíos, judíos y católicos «renuevan» su compromiso para educar a sus respectivas comunidades en «el conocimiento y respeto del otro» y se comprometen a cooperar para mejorar las vidas de pobres, enfermos, refugiados, víctimas del tráfico humano y para «proteger la creación de Dios de los peligros del cambio climático».
La discusión, según indican en la declaración, se ha desarrollado en un clima de «mutua confianza y respeto» y se ha orientado a su posible colaboración para lograr que los pueblos vivan en paz y con libertad, con una distribución más equitativa de la riqueza y de los beneficios derivados de los avances de la ciencia, medicina, educación y desarrollo económico.