Este tipo de timo consiste, básicamente, en engañar a la víctima haciéndole creer que puede ganar una buena suma de dinero si compra un boleto, bien de lotería, bien de la ONCE, que ha resultado premiado. Para ello primero aparece el »tonto», que le muestra a la víctima un billete de lotería supuestamente premiado que él no puede cobrar por diversas razones: no sabe leer, no quiere cobrarlo directamente para no pagar a Hacienda, tiene prisa porque está de viaje…etcétera.
Cuando se ha establecido ese contacto, aparece el »listo» con la misión de hacerle comprender a la víctima que están ante un buen negocio y que pueden repartirse entre los dos las ganancias del premio. Para conseguir la confianza del tonto, según el listo, es preciso que ambos aporten una pequeña cantidad de dinero a cambio de la custodia del décimo.
La víctima, que ve la posibilidad de hacer un lucrativo negocio, accede a sacar de su cuenta corriente el dinero o aportar joyas en cantidad suficiente para ganarse la confianza del tonto. El dinero va a un sobre o una bolsa que le dejan a la confiada víctima en custodia, junto con el boleto premiado, mientras el listo acompaña a su compinche a comprar un bocadillo o a cualquier otra gestión urgente para quitarse de en medio.
Cuando pasa el rato y no regresan, la víctima abre la bolsa y comprueba que, en vez del dinero que supuestamente habían introducido, sólo hay recortes de periódico. Y, evidentemente, el décimo no tiene premio.
Desde la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía se ha hecho un llamamiento a las personas mayores, principales víctimas de este tipo de estafas, para que desconfíen de estos aparentes actos de generosidad en los que se les ofrece un billete de lotería o cupón por un precio sustancialmente menor al premio de dicho billete.
Por otra parte, se están realizando gestiones con las entidades bancarias de la capital para que, cuando adviertan reintegros anómalos, por poco usuales en su cantidad, realizados por personas mayores, intenten verificar el destino de los mismos y su necesidad de que sea en metálico y, ante la menor sospecha, comuniquen la extracción a algún familiar de los ancianos o a la policía, para evitar que éstos sean víctimas de estas estafas.