Los fantasmas de la retirada de estímulos monetarios están tomando los mercados financieros mundiales. Las bolsas y los bonos están viviendo una mañana de infarto en todo el globo ante la posibilidad de que las máquinas de hacer dinero de los bancos centrales que han mantenido artificialmente alto el precio de los activos se paren definitivamente o, al menos, empiecen a trabajar al ralentí.
El resultado es que Wall Street sufrió anoche la tercera jornada consecutiva de números rojos, que la Bolsa de Tokio se ha desplomado esta madrugada un 6,35% y que las bolsas europeas pierden pie de nuevo esta mañana. El Ibex 35, que ya había sido duramente castigado en las últimas jornadas hasta el punto de entrar en territorio negativo en 2013, se deja hoy casi un 1% y aguanta a duras penas por encima de los 8.000 puntos.
Mientras, la prima de riesgo avanza hasta 305 puntos -ha llegado a alcanzar los 310- en una demostración de que la salida de la crisis está muy lejos y que sin la respiración asistida de los bancos centrales los países mediterráneos son una pieza fácil para los especuladores. Un día más, las cotizaciones de los bancos se llevan la peor parte.
Después de que el Banco de Japón no haya movido ficha en lo que a los estímulos monetarios se refiere, ahora todos los focos están puestos sobre la Reserva Federal estadounidense, que la semana que viene -los días 18 y 19 de junio- va a celebrar una reunión clave.
Los inversores -que según las últimas encuestas creen que el banco central de la primera economía del mundo podría empezar a retirar los estímulos a partir del próximo mes de octubre- esperan que la Reserva Federal lance un mensaje de tranquilidad a los mercados anunciando que mantendrán sus actuales políticas hasta que la recuperación económico sea un hecho. Una posibilidad que, a la vista de la reacción de los mercados, los inversores no tienen demasiado clara.
A las dudas sobre la actuación de los bancos centrales -el BCE no parece dispuesto a asumir el papel del Banco de Japón y la Fed- se suman las tensiones que esta semana ha generado que el Tribunal Constitucional germano haya analizado la legalidad de las actuaciones del BCE para comprar deuda de los países en dificultades.
Para acabar de cerrar el círculo, el Banco Mundial ha rebajado las previsiones de crecimiento de la economía global hasta el 2,2%, por debajo del 3,3% proyectado en la estimación anterior, por el menor brío de los mercados emergentes.