El presidente de BBVA, Francisco González, no hace prisioneros. El hombre que se negó a participar en la salida de bolsa de Bankia contra la orden de la ministra Salgado y en el capital de Sareb frente al toque de corneta de Luis de Guindos, sigue apretando el acelerador hasta límites insospechados. Lo mismo pone contra la pared a dos competidores como Sabadell y Popular a cuenta de las cláusulas suelo que le recuerda al ministro de Economía el desaguisado de las entidades nacionalizadas.
Es evidente que FG no busca amigos ni en el sector ni en la arena política. En Economía no ha hecho ninguna gracia que el segundo mayor banquero del Reino haya urgido a finalizar cuanto antes la venta de Bankia, Catalunya Banc y Novagalicia para que el el crédito vuelva a fluir. Ha sentado como un tiro que el presidente de BBVA haya puesto la pelota en el tejado del Gobierno.
Porque eso y no otra cosa es lo que ha hecho FG. Mientras el presidente Rajoy y el ministro Soria se desgañitan estos días exigiendo a la banca que reabra el grifo del crédito en España, FG les recuerda desde Santander -con otras palabras- que si las »pymes» se mueren de inanición es porque el Gobierno no es capaz de cerrar de una vez por todas el proceso de reestructuración del sector financiero que tiene a nuestros bancos y cajas bajo permanente sospecha.
Y no le falta razón. El problema es que el Estado no vende nuestros bancos zombies porque no puede, por la falta de interés de los potenciales compradores en unas entidades que son una bomba de relojería cuyas grandes cifras no hacen sino deteriorarse con el paso de los días. Que FG ponga en evidencia a de Guindos no hace ninguna gracia en el Gobierno, que se siente estrechamente marcado por Bruselas y que daría un brazo por eliminar el ruido de fondo.
Un ruido que lejos de cesar no hace sino incrementarse. Cada semana hay una razón más para que los bancos vuelvan a estar en tela de juicio. La semana, fue el Tribunal Supremo el que preparó el explosivo dando la puntilla a las cláusulas suelo, pero fue BBVA quien pulsó el botón anunciando su eliminación inmediata.
El anuncio provocó una conmoción en los dos bancos medianos españoles, que están pagando en bolsa que el mercado empiece a descontar que deberán seguir el mismo camino. En estas entidades, no salían de su asombro. ¿Está aprovechando BBVA el viaje para dar un gran golpe a dos rivales cuyas cuentas de resultados dependen exclusivamente del maltrecho negocio español? ¿Está tan seguro de sus fuerzas FG como para, en plena convulsión en el sector, ir absolutamente por libre? Por lo visto sí, como demuestra que ayer asegurara que lo normal es que la supresión de las cláusula suelo se extienda a todas las entidades.
La realidad es que el jefe de BBVA ha decidido tirar hacia adelante con todas las consecuencias, obviando todo aquello que podríamos calificar como políticamente correcto y tensando la cuerda hasta niveles insospechados. «Tenemos que acelerar, porque el mundo no nos espera», dijo este lunes en Santander. Por lo que que se ve, FG ya va muy por delante. En el Gobierno seguro que consideran que se está pasando de velocidad.