Para 2015, Bruselas está exigiendo a España que rebaje el déficit público hasta el 4,2%, frente al 5,5% pactado para este año. Europa cree que el Gobierno que preside Mariano Rajoy podrá cumplir el objetivo este ejercicio, pero duda de que lo haga el que viene, con el país inmerso en un año electoral sencillamente decisivo que medirá el desgaste del Ejecutivo y puede erosionar con fuerza la posición de los dos partidos mayoritarios.
Aunque el país ha salido de la recesión y todos los expertos constatan que lo peor ya ha pasado, por delante queda un largo y tortuoso camino. La Comisión Europea cifra el esfuerzo estructural (que excluye las mejoras o los empeoramientos coyunturales de la economía) en dos puntos para 2015 y en 1,25 puntos en 2016. ¿Qué significan estas cifras? Básicamente, que el país tiene pegar un tijeretazo al déficit de más de 36.000 millones en tres años.
Con estas cifras sobre la mesa, los expertos reclaman al Gobierno la máxima moderación en el gasto. El Gobierno ya ha lanzado algunas señales de que no va a tirar la casa por la ventana. El techo de gasto se reducirá un 3,2% respecto al año pasado y por quinto año consecutivo los salarios de los funcionarios van a seguir congelados. Además, en 2015 se va a aplicar por primera en nuevo método de cómputo de las pensiones, que supondrá importantes ahorros para el Estado.
Aunque los analistas están de acuerdo en que el Gobierno evitará a toda costa las medidas impopulares que han tenido encajar los ciudadanos desde 2010, creen que el Ejecutivo recurrirá al ajuste encubierto ejecutando los presupuestos con menos intensidad. ¿Cómo? Prevén que habrá ajustes en infraestructuras, reparación, mantenimiento, etcétera. Por lo tanto, Rajoy se guardará un as en la manga por si el paso atrás de la economía europea se consolida y la economía española pone en peligro el objetivo de crecimiento del 2% en 2015 y dificulta que las cuentas cuadren.
Son muchos los expertos que creen que entre esos ases está una potencial subida del IVA. En la reforma fiscal ha mantenido sin cambios el tipo del 21% que fijó en 2012 (aunque en la práctica sólo el 40% de los bienes y servicios tributa a dicho nivel, ya que sectores como el transporte, el turismo o la hostelería pagan tipos reducidos) a pesar de la presión de la Comisión Europea. Por ejemplo, en su propuesta de reforma fiscal, Fedea aboga por un tipo único del IVA en el 20% ó el 21% que podría elevar los ingresos en alrededor de 20.000 millones de euros.
Sin duda, la reforma fiscal que ha dejado invariables los impuestos indirectos va a ser la gran protagonista del año. La inmensa mayoría de los analistas cree que es insuficiente (la principal crítica es que no se estrecha el cerco contra el fraude), que los presupuestos serán los típicos que demanda un año de elecciones y que (si la situación no empeora de forma dramática) será en 2016, una vez pasadas las citas electorales, cuando habrá que tomar nuevas medidas.
Los expertos creen que el Gobierno puede estar pecando de optimismo con sus nuevas previsiones para este año y 2015, ejercicio este último en el que el PIB español crecería un 2% frente a la previsión anterior del 1,8% y el paro descendería hasta el 22,9% frente al 24,5% actual. La intensidad de la marcha atrás que está experimentando la zona euro tiene la palabra.