FCC anunció este miércoles su primer beneficio trimestral de los últimos tres años. Ha sido la última buena noticia, y también la más llamativo, dentro de un sector que ha cerrado su mejor primer trimestre en cuatro ejercicios. Sin embargo, la reacción de los inversores ha sido tibia, muy tibia. Quizá porque las constructoras llevan ya una gran revalorización acumulada en 2015.
El mercado ya ha puesto en valor el gran esfuerzo de diversificación del sector, tanto geográfico como de actividades, que está permitiendo a las compañías aprovechar bien el viento de cola del que goza la economía española, en la que el ladrillo vuelve a despuntar –sin los excesos de antaño, lo cual es muy sano-, también en la parcela de la creación de empleo.
Aunque en conjunto los resultados de las grandes constructoras cotizadas no constituyen una gran sorpresa, sí deberían ser suficientes para consolidar las fuertes subidas acumuladas por las grandes del sector en el parqué. Aunque muchas empresas ya están en precio, la realidad es que el ladrillo ha vuelto con fuerza a las grandes carteras.