Mientras que el responsable del Programa de Especies de WWF, Luis Suárez, ha indicado a Europa Press que solicitarán nuevas reuniones a nivel autonómico y estatal para tratar de frenar la problemática de los atropellos, Ecologistas ha subrayado en una nota solicitará al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y a la Unión Europea que abandonen su actitud «complaciente» en el control de uso de fondos que se dedican al lince.
Asimismo, reclaman que se adopte una actitud «exigente» de cara a que no se rebaje el nivel de protección de la especie y sus hábitats y a que se pongan en práctica medidas concretas que eliminen las malas prácticas en la gestión cinegética y reduzcan los atropellos.
«El inicio de las sueltas de linces en las provincias de Ciudad Real y Badajoz, las ya realizadas en Andalucía y las previstas en otras zonas como los Montes de Toledo o Cáceres, van acompañadas con profusión de medios publicitarios que anuncian el previsible éxito de dichas introducciones y el compromiso con la especie, con la inversión de ingentes fondos a través del proyecto LIFE+Iberlince sin haber cumplido las premisas que deben guiar toda reintroducción», critica la formación »verde».
Y es que, recuerdan, es requisito previo eliminar o, al menos, controlar los factores que han llevado a declarar el peligro de extinción de dicha especie; también deben incrementarse las medidas de protección antes de iniciar la reintroducción de una especie, según lo especifican la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Estrategia Nacional para la Recuperación del Lince Ibérico.
Ecologistas expone que los documentos técnicos sobre la situación del lince y las memorias de los planes de recuperación señalan que la especie ha sido y es atacada por tres flancos. En primer lugar, sufre una elevada mortalidad no natural provocada por lazos, venenos y cajas-trampa, usados como métodos de control de predadores, y también por los atropellos.
En segundo lugar, le afecta el deterioro y fragmentación de los hábitats y la escasez de espacios adecuados para criar y alimentarse: grandes infraestructuras, intensificación de la caza y vallados destacan en este punto como principales factores de amenaza. Por último, el lince ha visto reducida la disponibilidad de su presa principal, el conejo, a lo que han contribuido las enfermedades y, de nuevo, la «mala e intensiva» gestión cinegética.
«Las comunidades autónomas, como principales responsables de la gestión de la especie, no han puesto límites y controles a las situaciones que impactan sobre el lince e incluso las han incentivado y promovido, como ponen de manifiesto casos recientes», subraya el colectivo, para el que es «evidente» que las administraciones «no han hecho los deberes limitando o controlando los principales factores de amenaza para la especie y, sin embargo, no han tenido reparos en lanzarse a un multimillonario proyecto de reintroducción».