La sentencia se basa en el principio de no retroactividad de las leyes. Esa doctrina se aprobó por el Tribunal Supremo español en el 2006. Por tanto todas las personas que hayan sido condenadas como ella tendrán que demostrar que tienen la misma circunstancia que la terrorista. Si la tienen pueden pedir que se le aplique la misma sentencia. Si no la tienen deberán ir a Estrasburgo a pedir otra nueva sentencia o cumplir de acuerdo con la legislación española.
El derecho no se aplica por consenso
El derecho es una de las bases de la convivencia ciudadana. Y una de sus características es que las decisiones de los jueces no se pueden hacer por consenso; se deben a la leyes. Eso sí, después de un proceso que permita a las partes defender sus intereses. Una vez resuelto el fallo no queda más que aceptarlas y cumplirlas.
Por eso me ha extrañado que Ercoreka, el portavoz del Gobierno vasco, pida consenso para la política penitenciaria. Si hay un fallo del juez hay que cumplirlo. Lo demás es una locura, que vulnera el principio de seguridad jurídica.
Si hay que cambiar algo debe hacerse por medio del proceso legislativo. Mediante la iniciativa de quién corresponda, el Gobierno o la iniciativa popular, el estudio parlamentario correspondiente y las votaciones en las cámaras. Ahí sí puede haber un consenso. No en la aplicación de los fallos judiciales.
Pero duele
Dicho lo anterior no se puede olvidar que la sentencia duele a las víctimas o los familiares de ellas. Los asesinatos que llevaron a Inés del Río a la cárcel fueron crueles y absurdos, derivados de una locura colectiva con violencia ciega y sanguinaria. Por eso la emotividad de su respuesta se comprende y se comparte por gran parte de la sociedad española.
Por eso el Gobierno se muestra cauteloso en sus manifestaciones. No puede oponerse a la sentencia, pero tiene que compadecerse de las víctimas. Tiene que cumplirla pero con el rigor que requiere la alarma social, a la que algunas veces se acude para tomar medidas judiciales extremas.
¿Encontrarán los letrados de las víctimas argumentos y caminos procesales para luchar contra este tipo de sentencias? Entre abogados anda el juego y, ya se sabe, la justicia es ciega, pero no sorda. No debe mirar a ningún lado, no debe dejarse influir por lo que ocurre fuera de la sala. Pero debe oír y dejarse influir por los razonamientos de las partes aplicadas a la ley.
Aún queda partido por jugar. Aquí y en Estrasburgo. De momento el segundo set ha sido favorable a los asesinos, como perdieron el primero. Los abogados y los jueces están en el terreno, los demás ¡fuera! Especialmente los voceros de los terroristas asesinos.