No hay tregua en los mercados. Tras la gran corrección sufrida el viernes, la embestida bajista continúa. Los inversores siguen deshaciendo posiciones a toda velocidad ante la evidencia de que la economía mundial pierde tracción y por el convencimiento de que los bancos centrales ya han agotado gran parte de su arsenal de medidas para hacer frente al retroceso. Tras la gran caída del 3,5% el miércoles, el Ibex volvió a dejarse en el camino otro 4% (la caída ha llegado a superar el 4,5% a lo largo de la sesión), y marcar mínimos del año. Ha llegado a perder el nivel de los 9.400 puntos aunque a media sesión se recuperó para cerrar en 9.669.
El mercado español ha hecho el movimiento más peligroso posible. Ha protagonizado un pequeño rebote en la apertura que le ha hecho recuperar un 1% gracias a las compras de primera hora. Pero enseguida se ha venido abajo ante la evidencia de que la debilidad de la zona euro acabará por pasar factura a la todavía débil recuperación de la economía española.
En clave interna, el mercado ha hecho una lectura muy negativa del desplome de las ventas al exterior de España, que se han desplomado la friolera de un 5,2% en agosto respecto al mismo mes del año pasado. Aunque el ritmo exportador aún crece un 0,9% este año respecto al mimso período de 2013, el déficit comercial se ha duplicado en lo que va de año y todo apunta a que el crecimiento de España pasará a depender casi exclusivamente del consumo.
Nadie esconde ya su temor a una nueva recesión -la tercera- en Europa a la vista del extraordinario pinchazo de la economía alemana -que ya retrocedió un 0,2% en el segundo trimestre del año-, que a la vista de los últimos datos de pedidos y producción industrial no hace más que agravarse. Berlin ya ha rebajado sus previsiones de crecimiento para 2015 en siete décimas hasta el 1,3%.
Todo ello en un escenario marcado por la baja inflación -la interanual de la zona euro en septiembre se ha situado en el 0,3%, una décima por debajo de la de agosto y hasta el nivel más bajo desde octubre de 2009- que no hace sino extender la sensación de miedo. Los últimos datos macro en Estados Unidos no hacen sino ampliar el sentimiento negativo de los inversores.
El cambio de escenario es absolutamente radical. Las acciones y los bonos griegos están reeditando las mayores caídas desde el año 2012, cuando el país heleno estaba a punto de explotar. Los casos de Ébola y la caída en picado del precio del petróleo terminan de dibujar un cuadro que lleva a los inversores a soltar lastre ante la posibilidad de que el escenario de recesión con precios a la baja en Europa se confirme.
Los analistas siguen señalando que esta opción es improbable, pero de momento los inversores miran hacia otro lado. Muchos de ellos ha ganado mucho dinero en las subidas que el Ibex ha experimentado durante el año y ya no están dispuestos a asumir más riesgos.
Entre ellos los inversores extranjeros, que durante todo el año han apostado muy fuerte por las acciones y los bonos españoles jugando la baza de la recuperación de la economía nacional. La rentabilidad de la deuda española repunta a toda velocidad hasta el 2,33% y la prima de riesgo salta por encima de los 160 puntos. Dos indicadores perfectos para medir la potencia del ataque de miedo que sufren los inversores, que se están refugiando en el bono alemán, lo que explica en gran parte la subida del diferencial con España.