Estos agentes, que dependen de la Conselleria de Agricultura, forman un grupo especializado que nació en Lleida que suele trabajar con visores infrarrojos y hacen vigilancia camuflados con cámaras de vídeo, ha adelantado este lunes el diario »Segre».
Los controles de 24 horas de los agentes cuando tienen casos abiertos ha provocado una disminución de la colocación de veneno en las áreas privadas de caza, asegura Ricou.
Con esta vigilancia han conseguido algunas condenas en los juzgados, lo que ha reducido el número de furtivos en los últimos años.
Desde 2003 han sido condenadas 22 personas por delitos contra la fauna en los juzgados Catalunya, la mayoría en los leridanos.