Alrededor de 50 nadadores han travesado los 3,1 kilómetros de la desembocadura del río Tordera hasta llegar a la playa de Blanes, donde esperaban el resto de manifestantes, y han simulado los efectos de un vertido de petróleo.
Han leído un manifiesto en el que defienden que la búsqueda de yacimientos residuales de petróleo en el fondo marino sirve para «alargar un modelo energético caducado».