Gracias a la unión de ciencia y tecnología se han desarrollado especialidades quirúrgicas como la cirugía robótica y herramientas ad-hoc para su aplicación como el sistema robótico da Vinci, el más innovador en cirugía mínimamente invasiva. Con el control absoluto por parte del cirujano como premisa fundamental, facilita el proceso quirúrgico y se utiliza en múltiples especialidades como urología, ginecología, cirugía general y torácica, entre otras muchas.
Este binomio, junto con el ámbito sanitario, conforman los tres pilares esenciales que han contribuido a la optimización de la gestión hospitalaria, tanto en el desarrollo de innovaciones para garantizar una mayor eficiencia como en la reducción de costes. En este sentido, el cirujano del futuro no solo deberá conocer la medicina, sino también ser capaz de entender y manejar la tecnología aplicada a la misma.
La historia de la cirugía robótica, como técnica innovadora que ha supuesto un avance de la cirugía mínimamente invasiva, ha seguido una rápida evolución y ha desarrollado y mejorado técnicas quirúrgicas en diversas especialidades. Desde el lanzamiento del primer sistema robótico da Vinci en 1999, no fue hasta el año 2000 cuando se convirtió en el primer sistema certificado por la FDA para realizar cirugía robótica.
Desde que se realizara la primera intervención hace dos décadas, ya suma más de 11 millones de intervenciones en el mundo. La península ibérica acumula más de 80.000 operaciones desde 2005 y solo en el año 2022, se realizaron más de 19.000 intervenciones en España y Portugal. Como expectativa para este 2023 se superarán ampliamente las 25.000 operaciones.
Especialidades y beneficios para el paciente de la cirugía robótica
Según el estudio «Robotic Surgery: History and Teaching Impact», a pesar de que la cirugía robótica se ideó inicialmente para operaciones cardiovasculares, el campo donde ha causado un mayor impacto ha sido en urología. Tras el paso de los años, esta especialidad ha demostrado un crecimiento con resultados excelentes en distintos tipos de intervenciones como la prostatectomía radical, la nefrectomía parcial, el trasplante renal en donante vivo y la pieloplastia, entre otras muchas.
La urología no es sólo una de las especialidades sobre la cual la robótica ha tenido un fuerte impacto, sino que esta ha provocado cambios notables en otros campos como en cirugía general, torácica, urológica, ginecológica, otorrinolaringológica, pediátrica y de trasplantes.
En cuanto a los beneficios que esta técnica mínimamente invasiva proporciona a los cirujanos robóticos, cabe destacar, entre otros muchos, su capacidad para filtrar el temblor y los movimientos involuntarios de las manos del especialista durante una intervención, permite un mejor acceso a áreas complicadas de la anatomía humana y, además, le ayuda a obtener una mayor precisión reconstructiva, garantizando así una mejor funcionalidad en el postoperatorio de sus pacientes y una vuelta más rápida a las funciones naturales.
El empleo de esta tecnología de última generación proporciona también numerosos beneficios para los pacientes, ya que son intervenidos a través de pequeñas incisiones. Esto deriva en un mejor y más corto periodo postoperatorio con menos sangrado, menos dolor, menos posibilidades de complicaciones y, en definitiva, una incorporación a la vida cotidiana más rápida. Y todo ello incide, además, en una mejor gestión del uso de las instalaciones y recursos del hospital.