Es un laboratorio alto secreto en California. Allí los cerebros más privilegiados del mundo son capaces de crear coches sin conductor, robots que van a la oficina en tu lugar, platos capaces de publicar lo que comes en la red… o unas gafas con las que tu vida es una completa interacción. Unas gafas destinadas a cambiar las relaciones de cualquier ser humano con el exterior… y con el resto de humanos. Eso es Google X, un lugar recóndito, que muchos empleados ni siquiera conocen y que, ahí en un rincón oculto de California cambia nuestras vidas.
¿Por qué es capaz Google de cambiar nuestra vida? porque tiene entre sus trabajadores verdaderos genios… y porque invierte como pocos en proyectos e investigación. Esta gran empresa usa como nadie sus conocimientos en inteligencia artificial. Hay proyectos extravagantes, pero los trabajadores de Google siempre pueden recibir un sí de sus jefes si convencen. Ahora una de sus locuras son los ascensores espaciales, o los coches sin conductor que ya han sido probados en Detroit y que podrían ser fabricados para todo Estados Unidos, otra revolución.
Otro mundo sería el de los robots. Sergei Brin, como explica el New York Times, ya fue capaz de controlar a un robot a distancia para que le sustituyera en una conferencia. El Brin Robot, como lo llama el genio, cumplió con todo lo que su »amo» le mandó. Pero lo que pocos saben es que Google está trabajando en la construcción de un cerebro gigante capaz de superar la capacidad de los humanos. Pero antes, han sido lo suficientemente inteligentes para crear la Universidad de la Singularidad, (http://singularityu.org/) o lo que es lo mismo, la Universidad en la que los que pisan tienen un objetivo. No son la notas, es cambiar el mundo.
Los cerebros detrás de Google
Sergei Brin, es una de las materias gris de Google X. Cofundador de Google y presidente de tecnología. Estudiante en Stanford. Muy sociable. Su patrimonio podría ascender a 15 millones de dólares. Su último reto será ayudar a paliar la enfermedad de Parkinson, pero su cerebro trabaja para que Google no deje de ser la empresa puntera que siempre quiso ser. Larry Page asumió el cargo de director general para agilizar las decisiones de la empresa. Junto a los fundadores de Google se encuentra Eric Schmidt, presidente ejecutivo, que se encarga de que Google no muera de éxito.