La violencia de género hace mucho tiempo que dejó de ser una cosa de mayores. Los casos de violencia de género protagonizados por menores han crecido un 33 por ciento en un año, según la Memoria de la Fiscalía General del Estado 2012, que señala que en 2011 las diligencias incoadas por esta clase de hechos fueron 473, en 2012 se han registrado 632 asuntos, una subida «considerable» que hay que «lamentar».
Como principal causa de este comportamiento de menores, el máximo órgano de fiscales apunta a que los menores, en la mayoría de los casos,reproducen roles característicos de la violencia contra la mujer entre adultos: imputados con un fuerte sentido posesivo respecto a la pareja, que recurren a la violencia física y psíquica para mantenerla o víctimas menores muy estigmatizadas. Pero, ¿qué opinan ellos?
«Sí hay violencia de género entre la gente joven, aunque quizá no como antes o como en las relaciones adultas. Entre los adolescentes tiene mucho que ver con las redes sociales y las nuevas formas de comunicación, como el whatshapp. La violencia de género no es tanto física como psicológica: mediante seguimientos, posesión, manipulación… Las conductas no han desparecido, se han transformado», asegura María Jesús Girona, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, a eldiario.es.
En primer lugar, de carácter psicológico: acoso, control sobre dónde está la persona, si lleva o no minifalda, si va o no pintada, por qué sale así de casa, si habla con alguien… «Al fin y al cabo son los celos, que es algo que en los jóvenes se ha trabajado poco y que va in crescendo. Ya hay hasta un dispositivo en los móviles que te permite saber dónde está tu pareja en cada momento. Es un control excesivo sobre la otra persona«, apunta Girona, que cree que estas actitudes «pueden acabar en maltrato psicológico o llegar incluso a las agresiones físicas».
Los ‘micromachismos’
«Se toman como algo natural actitudes que luego hacen difícil que creas que realmente estás sometida a la violencia. Parece que la violencia es física o no lo es», dice Girona. Y prosigue: «Cuando vemos con ellos vídeos que recrean este tipo de relaciones, les resulta difícil ver que hay conductas que no son normales. Las adolescentes hacen suyo el modelo de amor romántico que se vende en la sociedad, donde el hombre es dominante y la mujer, sumisa, y donde el príncipe azul es lo único que parece existir. Por otro lado, está también el miedo a salir, a denunciar. Y hay también una falta de credibilidad hacia las mujeres». Pero, ¿se ponen los medios adecuados para reducir los casos de violencia machista en menores? Girona cree que no. «Igual que en todos los institutos hay medidas de prevención de problemas bucales, también debería haberlas para prevenir la violencia de género, pero no existen. Cuando ocurre un caso como el asesinato de esta chica de 14 años, la sociedad se mueve, pero al final se queda en nada y ese impulso desaparece. No se está haciendo nada por frenar la violencia de género entre adolescentes».