Julian Stevenson, un británico de 47 años, está acusado de matar a sus dos hijos, Mathew, de 10 años, y Carla, de 5, cortándoles el cuello en un apartamento de Francia. Lo hizo en medio de la batalla legal con su exmujer por la custodia de los niños.
Ahora, unas imágenes muestras la última vez que se les vio vivos a los pequeños, en una tienda en la que el padre compró una baguette y dulces para ellos. Eran las 12:30 del sábado. Horas después, los pequeños estaban muertos.
El padre se había llevado de fin de semana a los pequeños el viernes. Era la primera vez que lo hacía en dos años, ya que la pelea por la custodia había sido dura. Ya ese día, la madre de los pequeños, Stephanie, francesa, aseguró que se había mostrado «enfadado».
Stevenson fue arrestado horas después de que se hubiera encontrado a sus hijos degollados en su apartamento. El lunes compareció ante el juez, que le acusó del asesinato. Al parecer, el hombre habría admitido la comisión del crimen y aseguró que tras los hechos huyó del apartamento en patines.
El dueño de la panadería a la que acudió con sus niños poco antes de matarlos aseguró que «los niños llevaban globos y parecían contentos. El padre les compró dulces y pan y no parecía que las cosas fueran mal«.
Stevenson, que había estado viviendo en Francia con su mujer durante diez años, fue condenado en ese período dos veces por agredir a su mujer, en 2005 y en 2010. Además, los vecinos aseguraban que era un hombre agradable pero que bebía, y cuando esto sucedía, cambiaba su carácter.