La Guardia Civil trata de localizar la escopeta de caza con la que J.L.C. dio muerte a su hermana este domingo en Gérgal (Almería) después de que fuera detenido este miércoles poco después de las 13,00 horas tras haberse ocultado tres días en varios escenarios que abarcarían la Sierra de los Filabres, un cortijo vinculado a su trabajo, la casa de una vecina y la vivienda de su madre, lugar donde se produjo el crimen y que ha estado asediado por los agentes durante 16 horas antes de su detención, efectuada finalmente a varios metros del inmueble en las inmediaciones de un pozo.
El hombre de 52 años fue localizado por un vecino de Gérgal al que el fratricida había pedido agua cuando se encontró con él, de forma que posteriormente dio aviso a los agentes y les guió para localizarlo en las inmediaciones de un pozo y una mina del paraje de la Chumbera. «Otras personas lo había visto ir para arriba», ha explicado Lao a los medios minutos después del arresto.
En este sentido, el alcalde de Gérgal, Miguel Guijarro, ha señalado a Europa Press que antes de que J.L.C. fuera visto por este vecino, se había topado con otro gergaleño a quien había pedido un cigarrillo mientras que los agentes mantenían un fuerte dispositivo en torno al número 1 de la calle Chumbera donde, según otros testigos, se había encerrado en la tarde del martes.
El regidor aún trata de explicarse cómo el presunto asesino consiguió escapar de la vivienda ya que frente a la calle principal «no cabía un ratón» ante el elevado número de agentes y fuerzas especiales que mantenían vigilada la zona, una cuestión que también se preguntan los vecinos.
Así, se ha especulado con la posibilidad de que el hombre practicara un «butrón» en la casa para acceder a una vivienda contigua o salir por un cerro, e incluso se ha llegado a plantear que el hombre no llegara estar en la casa, si bien ninguna de estas hipótesis ha sido confirmada por la Guardia Civil, que mantiene abierta la investigación.
CON ROPA «DISTINTA», SIN SACO NI ESCOPETA
En cualquier caso, J.L.C. vestía en el momento en el que fue apresado con un mono de color azul, una «ropa distinta» a la que portaba la vez anterior en la que otros testigos lo vieron. Igualmente, en el momento de su arresto no llevaba ni su escopeta de caza ni el saco con el que había sido visto en el garaje de la casa 48 de la calle Padres Redentoristas, perteneciente a la vecina que resultó herida el día de los hechos, en la que el yerno de la víctima mortal también fue tiroteado.
Los agentes han llevado a cabo el registro de la vivienda en la que el fratricida se habría parapetado en la tarde del martes, cuando unos vecinos alertaron de su presencia al salir a sacar la basura. Desde entonces, la casa fue rodeada y un psicólogo de la Guardia Civil trató de negociar desde la calle con J.L.C. para que depusiera su actitud y se entregara, aunque sin éxito.
El negociador contó además con la ayuda del hijo del supuesto asesino, quien según el relato de un vecino apareció al poco tiempo de que se atrincherara en la vivienda sin identificar, en un principio, su parentesco ante los agentes. Durante la noche, las viviendas anejas a la casa en la que J.L.C. había vivido durante años con su madre antes de que ésta marchara con una de sus hijas a Barcelona fueron desalojadas por seguridad.
TRES DÍAS DE BÚSQUEDA
Durante tres días la Guardia Civil ha mantenido un dispositivo formado por medio centenar de efectivos para poder localizar y detener al autor de los disparos que acabaron con la vida de Isabel L.C., quien había acudido al pueblo con su yerno y un amigo de este para recoger unos enseres de cocina de casa de su madre que previamente se había disputado en los tribunales con su hermano.
Según el marido de la fallecida, de 53 años, el hombre «estaba esperando» a las víctimas, ya que a ella le disparó «por la espalda, por detrás como los cobardes», tras arremeter en primer lugar contra su yerno, de 27 años, quien resultó malherido en el ataque y quien, junto con una vecina que les acompañaba, se recuperan en el Hospital Torrecárdenas de la capital almeriense.
Tras este ataque, el hombre huyó a pie portando la escopeta, de modo que poco después los accesos al municipio fueron restringidos para evitar que el autor del tiroteo pudiera abandonar el pueblo. Así, un helicóptero, varias Unidades de Seguridad Ciudadana (Usecic), efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), agentes de la Unidad de Tráfico, patrullas territoriales y una Unidad Cinológica barrió los alrededores del pueblo hasta llegar a la rambla de Carrillo, donde el presunto autor trabajaba. El cortijo fue explorado por los agentes quienes simplemente hallaron indicios del paso de J.L.C. por allí.
La víctima mortal vivía habitualmente en Barcelona con su marido, donde cuida de su madre de unos 90 años de edad. No obstante, desde el mes de agosto permanecía con su progenitora en la localidad almeriense con motivo del próximo parto de su hija, que vive en Almería y ha dado a luz recientemente. El pueblo de Gérgal decretó cuatro días de luto por su muerte.