Vitoria ha celebrado hoy, por primera vez, el día del reconocimiento a las personas represaliadas y asesinadas durante la sublevación militar y el régimen franquista con la inauguración de una escultura en el centro de la ciudad que homenajea a todas estas víctimas.
Esta conmemoración está recogida en un decreto de la Alcaldía de Vitoria que tiene su origen en un acuerdo plenario adoptado en enero de 2017 con los votos a favor de los grupos municipales PNV, EH Bildu, PSE, Podemos e Irabazi y la abstención del PP y que incluye varias medidas consensuadas con expertos y colectivos de víctimas.
Entre esas acciones destaca la creación de cuatro espacios de la memoria en diversos lugares de la ciudad, ya inaugurados, como el muro del cementerio de Santa Isabel, donde se fusiló a numerosas personas durante la sublevación militar; la zona de la calle La Paz donde se levantaba la cárcel; el convento del Carmen, que se usó como centro de detención, y el colegio Sagrado Corazón, convertido en esa época en una cárcel de mujeres.
En estos cuatro puntos ya se han instalado paneles con textos informativos que repasan la historia de lo que sucedió en esos lugares.
La fecha de hoy para rendir homenaje a las víctimas del franquismo se ha elegido porque coincide con el 81 aniversario del fusilamiento en el puerto alavés de Azazeta, en la madrugada del 31 de marzo al 1 de abril de 1937, de 16 presos políticos, entre ellos el que fuera alcalde de Vitoria, el republicano Teodoro González de Zárate.
Los asesinatos de estas personas, que representaban a distintas corrientes ideológicas y formaciones políticas del momento que se oponían a la sublevación militar, fueron ordenados por el general Emilio Mola el 27 de marzo de ese año en el transcurso de su visita a Vitoria para ultimar la inminente ofensiva de las fuerzas sublevadas franquistas contra Bizkaia.
Todos ellos se encontraban detenidos y encarcelados en la prisión de Vitoria y la noche del 31 de marzo fueron puestos en libertad por mandato del delegado de Orden Público.
Ya en el exterior de la prisión, fueron de nuevo detenidos por un grupo de guardias civiles, requetés y falangistas, que los subieron a dos vehículos y los llevaron al puerto de Azazeta donde les fusilaron y enterraron en una fosa.
La escultura, del vitoriano Iñigo Arregi, se ha instalado en la plaza situada en la confluencia de las céntricas calles Postas y Lehendakari Agirre y en el acto, presidido por el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran (PNV), han estado presentes familiares de víctimas, entre ellas las nietas de Teodoro González de Zárate y del edil socialista Francisco Díaz de Arcaya, uno de los 16 fusilados.
También ha habido una representación de todos los grupos municipales y durante la inauguración varias personas han desplegado banderas republicanas.
El alcalde de Vitoria ha recordado a todas las personas víctimas del franquismo en la ciudad y en especial ha tenido palabras de agradecimiento hacia Teodoro González de Zárate, un hombre «comprometido con la justicia social, la igualdad, la libertad y la democracia que también apostó por la descentralización del Estado».
Urtaran ha tenido un recuerdo también para las mujeres que lucharon por la libertad y sufrieron la represión franquista por defender principios «que hoy nadie cuestiona» y que fueron retenidas y obligadas a pasearse por la ciudad con el pelo rapado.
«Quisieron acabar no solo con sus vidas, sino también con sus principios y valores y consiguieron justo lo contrario, consiguieron su eternidad, la de ellos y la de los principios que defendían», ha subrayado el alcalde.
En el acto, que ha concluido con un aurresku, Maite González de Zárate, nieta del alcalde fusilado, ha agradecido al Ayuntamiento este homenaje a quienes fueron «vil y alevosamente» asesinados por el único motivo de defender la libertad y la libertad de expresión.
«Sus muertes no fueron en vano porque gracias a ellos ahora nosotros vivimos en democracia», ha señalado.