El juzgado que instruye el caso del presunto pederasta de Ciudad Lineal ha celebrado hoy la primera rueda de reconocimiento para que las víctimas identifiquen al supuesto agresor, Antonio Ortiz.
Ha participado en esta primera rueda de reconocimiento una menor de origen chino, según han informado fuentes jurídicas, que no han aportado más detalles sobre la misma. Al parecer, la pequeña ha visto las imágenes de la rueda de reconocimiento en otra sala
En principio, hoy no está previsto que se lleven a cabo más pruebas de identificación, sino que continúen mañana con al menos otras dos menores.
Habitualmente en las ruedas de reconocimiento participan el detenido junto con al menos cuatro hombres de características similares, que son colocados junto a él, con números sobre su cabeza, para que las víctimas señalen a su agresor.
En ningún caso las víctimas, y especialmente si son menores, ven en persona a su agresor, sino que suelen identificarle desde una sala contigua, tras un cristal que para el detenido es un espejo.
El arrestado como presunto pederasta de Ciudad Lineal, Antonio Ortiz, ha sido trasladado esta mañana a los juzgados madrileños de Plaza de Castilla para la práctica de esta diligencia judicial.
Ortiz ha llegado pasadas las 09.00 horas en un furgón de la Guardia Civil que lo ha conducido desde la prisión de Soto del Real, en la que permanece desde el 26 de septiembre. En la puerta de acceso al Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid, que instruye el caso, se han instalado varios biombos para impedir la visión del interior y de las personas que han accedido al mismo a lo largo de la mañana. Entre éstas, una traductora de chino, así como varias personas de este origen.
La Policía ha acordado que este trámite, especialmente delicado, se realice de la forma más ágil posible, con el fin de evitar a las pequeñas una situación que de por sí resulta traumática.
Antonio Ortiz, detenido en Santander, permanece desde el 26 de septiembre en un módulo de especial seguimiento de la cárcel de Soto del Real, la misma en la que cumplió condena cuando fue sentenciado a nueve años de prisión por los abusos sexuales a una niña, en 1998.
La juez encargada del caso, María Antonia de Torres, decretó su ingreso en prisión incondicional y sin fianza después de que Ortiz se negase a declarar. Hasta el momento, ha rechazado los delitos que se le imputan, un total de quince. Cinco agresiones sexuales, otros tantos secuestros, tres tentativas de rapto y otros dos intentos de homicidio.
Desde su detención, los investigadores han intentado ocultar el rostro del presunto pederasta para no alterar los resultados de esta rueda de reconocimiento y evitar que las niñas pudiesen estar contaminadas al ver las fotografías difundidas. De hecho, ese podría ser un argumento utilizado por las defensas para solicitar la invalidez de la rueda de reconocimiento si consideran que las niñas estaban condicionadas por la difusión de imágenes.
Algunos jueces han manifestado su disconformidad sobre la gestión de información sobre el caso y también la juez se ha mostrado preocupada porque la difusión de datos sobre el detenido haya podido afectar al procedimiento y ha decretado el secreto de sumario. El abogado del arrestado presentó un escrito para que se impugnasen las ruedas de reconocimiento, ya que en su opinión quedarían invalidadas porque la imagen de Ortiz se ha difundido en la prensa.
No es una prueba determinante
El desarrollo de las ruedas de reconocimiento viene regulada por la Ley de Enjuiciamiento Criminal que establece con precisión cuál ha de ser el procedimiento. “La diligencia de reconocimiento se practicará poniendo a la vista del que hubiere de verificarlo la persona que haya de ser reconocida, haciéndola comparecer en unión con otras de circunstancias exteriores semejantes. A presencia de todas ellas, o desde un punto en que no pudiere ser visto, según al Juez pareciere más conveniente, el que deba practicar el reconocimiento manifestará si se encuentra en la rueda o grupo la persona a quien hubiese hecho referencia en sus declaraciones, designándola, en caso afirmativo, clara y determinadamente”.
Los expertos recuerdan que las ruedas de reconocimiento no son, ni mucho menos, «una prueba determinante”. “Hay otras, como de ADN, de sangre, y de cualquier otra índole que resultan más importantes”, aclara Norberto de la Mata, catedrático de Derecho Penal de la Universidad del País Vasco. “Si seis o diez personas lo identifican sin lugar a dudas, entonces sí. Pero esto no suele ocurrir”.
Las ruedas de reconocimiento sirven únicamente a efectos de la investigación, “La única prueba válida es la del juicio oral”, dice este profesor, y, por tanto, las niñas, que ya declararon en su momento ante los agentes, tendrán que volver a contar sus recuerdos ante el juez . Eso sí, «en ningún caso se confrontarán con el pederasta”, aclara De La Mata. Ese es el único trámite que permite dar validez a los testimonios.
Las víctimas deben participar por separado
La ley obliga a que cada una de las víctimas, en este caso las niñas abusadas por el pederasta de Ciudad Lineal, se someta por separado a la prueba. Aplicando el protocolo habitual en los casos en los que las víctimas son menores, las pequeñas no están solas, “suelen ir acompañadas de un psicólogo que les hará preguntas”, explica Norberto De la Mata, catedrático de Derecho Penal de la Univesidad del País Vasco y seguramente también por sus familiares, sin duda un gran apoyo en el momento de ver a su posible agresor. Los abogados pueden también estar presentes. “No es una rueda normal, ni estarán nunca cara a cara con su supuesto agresor. Siempre va a primar el bienestar de las pequeñas”. Al parecer, en este caso, la pequeña ha visto las imágenes desde otra planta distinta a la que se encontraba su presunto agresor.
Lo habitual es que en una rueda normal de reconocimiento participen cinco personas. En muchos casos, sus miembros se buscan en las facultades de Derecho. «Deben ser personas normales y corrientes, de la misma estatura y complexión que el presunto agresor», dice De la Mata. La defensa también puede participar en la composición de este grupo.
La ley impide también que las pequeñas tengan contacto entre sí hasta que termine el último reconocimiento.