En declaraciones a los medios, el teniente encargado de la operación, Agustín Gómez, ha asegurado que «el material podría haber explotado en cualquier momento» porque es viejo y deteriorado.
Gómez ha asegurado que el propietario, un vecino de la localidad de 71 años, «no tenía intención de usar las armas» y tampoco «era consciente» del peligro de explosionar que tenía el material.
Se trata de material antiguo con piezas de la segunda guerra mundial, entre los cuales hay subfusiles de asalto, granadas de mano y munición bélica, que el hombre no estaba autorizado a tener en casa, pese a que tiene licencia de armas de caza.
La Guardia Civil también ha imputado a un vecino de 41 años y que tenía 26 pistolas en su casa que han sido requisadas; los dos hombres han sido acusados de un delito de depósito de explosivos, y han quedado en libertad a la espera de juicio.