Las Fiestas de San Fermín que congregan cada año a miles de personas en Pamplona, así como sus encierros, inmortalizados por Ernest Hemingway en su novela The sun also rises (Fiesta, 1924), comienzan el 6 de julio con el chupinazo, a las 12 del mediodía, y se celebran en honor a San Fermín, patrón de Navarra junto a San Francisco Javier.
Los sanfermines tienen un origen que se remonta varios siglos, aunque su fama mundial es un fenómeno reciente, vinculada también a la difusión que les dio Ernest Hemingway. Se trata de unas fiestas singulares y, sin duda, el acontecimiento por el que más se conoce a Pamplona en el mundo. Su fisonomía actual, cosmopolita y multitudinaria, es el resultado de una lenta evolución histórica cuyos orígenes se remontan a la Edad Media.
Según cuenta la leyenda, Fermín nació, a mediados del siglo III, en Ponmpaelo, actual Pamplona, ciudad romana situada al norte de la provincia de Hispania del Imperio Romano. Era hijo de Firmo, senador local, distinguido entre sus ciudadanos por su amable carácter y por su vida honesta, y de Eugenia. Por aquel entonces, en esta región se daba culto a los dioses romanos, de modo que la familia ofrecía ofrendas y sacrificios en los altares paganos.
Sin embargo, eso cambió cuando llegó a Pamplona San Saturnino, quien consiguió la conversión de Firmo y, por lo tanto, de toda su familia, al Cristianismo. Fermín fue bautizado con sus padres por el propio santo en el lugar en el que hoy se conoce como »Pocico de San Cernin». Bajo la tutela de otro santo que había llegado a la Península para evangelizarla, San Honesto, Fermín aprendió la religión y oratoria, y a los 18 años fue ordenado sacerdote.
Según narra la tradición, San Fermín fue el primer obispo de Pamplona, aunque fue en Francia, concretamente en Amiens, donde se asentó: allí organizó la construcción de una iglesia y también fue nombrado obispo con 24 años. Se dice que bautizó a 3.000 personas, antes de que fuera encarcelado y, posteriormente decapitado, un 25 de septiembre. Su cuerpo fue sepultado en secreto por algunos cristianos y apareció siglos después, el trece de enero del año 615.
¿Existió San Fermín?
Mucha gente ha oído hablar sobre San Fermín o, por lo menos, conoce su nombre gracias a las fiestas que se celebran en Pamplona en su honor. Pocos saben, sin embargo, que su historia, al igual que la de otros santos, es una leyenda que para muchos estudiosos carece de base histórica.
La leyenda nació hacia el siglo IX en la localidad francesa de Amiens, y desde allí llegó a Pamplona en el siglo XII, convirtiéndose en un santo de devoción para cientos de pamploneses.
Recientemente, una tesis elaborada por el historiador Roldán Jimeno, hijo del prestigioso historiador pamplonés Jimeno Jurío, ha refrendado la conclusión a la que llegaron en 1970 varios historiadores de la capital navarra y arqueólogos de Amiens: ambos investigaron por separado, y concluyeron que la historia de San Fermín no tenía base histórica alguna. A pesar de ello, Amiens y Pamplona siguen rindiendo culto a este santo.