Víctor de Cea, Rubén Omar Mendoza y Elena de Ondarza son tres periodistas que, cámara en mano, viajaron al campo de refugiados de Idomeni (Grecia) para contar una realidad que, casi olvidada, afectaba a más de 8.000 personas. De su paso por el campamento, nació el documental “Miradas en la Frontera: Un viaje al corazón de Idomeni” que está llenando salas y ganando adeptos por todo el país.
A la espera de un segundo “hijo” audiovisual, esta vez en Nepal, en TE INTERESA no hemos querido dejar pasar la oportunidad de charlar con ellos que, fieles creyentes de la labor social del periodismo, acercan historias apartadas de la agenda política y mediática que reclaman ser rescatadas.
¿Cómo nace el documental de Idomeni?
El tema de los refugiados estaba a la orden del día y nosotros, como periodistas, lo comentábamos muy a menudo. Así, una tarde, en un bar, nos planteamos hacer un reportaje y al darnos cuenta que era viable, tiramos para delante. Después de viajar hasta el campo de refugiados de Idomeni, nació “Miradas en la frontera” un proyecto cuya idea es ir a lugares donde la noticia sigue estando, donde sigue siendo imprescindible seguir contando historias, pero que ya han desaparecido de los medios. Así, “Miradas en la Frontera” acabó por englobar Idomeni y, próximamente, Nepal.
¿Qué pueden aportar unos periodistas en este tipo de escenarios?
La labor del periodista es importante para dar visibilidad a estos sucesos. Como son hechos noticiosos olvidados requieren de ayuda, y volver allí significa volver a poner el foco en ellos. Es cierto que la crisis de los refugiados no estaba olvidada pero el escenario de Idomeni sí, y era importante porque era el símbolo de lo que estaba ocurriendo. Además, cuando llegamos a Idomeni nos dimos cuenta que había muchas maneras de contar la historia, vimos que era un suceso apto para utilizar distintos medios. Nosotros escribimos, hablamos por la radio y, por supuesto, grabamos. Queríamos hacer una producción transmedia, pero teníamos claro que con lo audiovisual el proceso de empatía era más directo.
¿En qué condiciones vivían los refugiados y voluntarios?
Hay un testimonio del documental que lo explica muy bien, la gente se piensa que aquello era la guerra, que aquello era el desastre absoluto y luego tú te das cuenta que no. Hay una cierta organización. Lo que pasa es que no hay que obviar que es un campo de refugiados, con tiendas de campaña más o menos aisladas, en un espacio no habilitado para ello, colocadas a lo largo de unas vías del tren. ¿Las condiciones? Nefastas. Yo no considero que estuvieran viviendo, sino sobreviviendo.
¿Qué injusticias pudisteis apreciar?
No me imagino más injusticia que vivir en Idomeni.
¿Había muchos niños en Idomeni?
Había muchos niños y nacían más. Pasaban meses en el campamento, las situaciones que allí vivían no dejaban de ser la adaptación a la vida. Habían decidido que se quedaban allí porque se negaban a dar marcha atrás y lo único que les quedaba era adaptarse. Se formó un centro cultural que era como una escuela para los niños, para que fueran al colegio por las mañanas. Al final muchos de ellos iban entrando en una rutina porque no parecía que fuera temporal. También es verdad que había familias que no querían llevar a sus hijos a la “escuela” porque no querían acostumbrarlos a una vida que no era su vida, no querían que vieran normal eso que, por supuesto, no lo era. Tenían miedo a que ellos mismos empezasen a observar que eso era lo que les quedaba.
En marzo, la Unión Europea llegó a un pacto con Turquía dentro de la gestión de la crisis de refugiados. Los veintiocho de la UE acordaron con Ankara devolver a todo extranjero que llegara ilegalmente a las costas griegas. Europa cerró las puertas y activó el acuerdo de expulsión masiva de refugiados.
¿Qué opinión os merece la política europea en torno a la crisis de los refugiados?
Nosotros decidimos ir a Idomeni en parte porque no estábamos de acuerdo. Poco antes se había aprobado el tratado de Turquía, con políticas que se han incumplido sistemáticamente. Para echarlos a Turquía sí han seguido con lo pactado, pero para acoger cierto número de refugiados por países no. Ni siquiera entendemos cómo consideran a Turquía “país tercero seguro” cuando no les dejan entrar en la Unión Europea. Los expertos nos lo decían “Turquía no es un país seguro. El Estado Islámico va a seguir presionando y uno de los puntos calientes del mapa va a ser Turquía”.
¿Cuál es la solución al problema de los refugiados en Europa?
El problema es que encontrar una solución no está entre la lista de prioridades del panorama político. En campaña electoral nadie se presenta con un proyecto para los refugiados. Además, volviendo al tratado, es importante señalar que si al tiempo que la Unión Europea establece el reparto de refugiados por países, crea una multa para quien no lo cumpla, es obvio que no lo vas a ejecutar, pagas y punto. En definitiva, nosotros no sabemos cuál es la solución pero tenemos claro que los estamos dejando morir. Quizá, la solución es ser solidario y cumplir, por lo menos, con lo acordado.
En abril de 2015 un terremoto de una magnitud de 7,8 grados en la Escala de Richter sacudió Nepal y este, junto con sus posteriores réplicas, devastaron el país. El sismo de consecuencias catastróficas dejó en primera instancia miles de fallecidos.
Próxima parada: Nepal
Cumple todos los requisitos de lo que es Miradas en la Frontera, ocurrió algo, 9.000 personas muertas, los supervivientes siguen viviendo en condiciones nefastas, el Gobierno no ha cumplido lo prometido, y ya han pasado dos años. Entonces todo el mundo se conmocionó y se volcó con Nepal, pero ahora sabemos que el Gobierno no les deja reconstruir sus casas y la ayuda internacional se ha olvidado de ellos.
¿Cómo se financiará el próximo proyecto?
Nuestro punto fuerte es que no trabajamos para ningún medio concreto, somos totalmente independientes, por lo que podemos contar la historia como queremos; sin embargo, de ahí nace también nuestro gran problema (económico), porque no hay un gran medio que nos apoye.
Idomeni fue financiado íntegramente por nosotros, supone un esfuerzo económico importante, casi insostenible. Para Nepal hemos abierto un Crowdfunding para que la gente que quiera y crea en un proyecto como el nuestro pueda apoyarnos económicamente. Cada ayuda tiene una recompensa.
La web se llama “Lanzanos” y esperemos que nos lance muy lejos, por lo menos hasta Nepal.
¿Qué otras dificultades (además de las económicas) creéis que podéis encontraros?
La producción del proyecto va a ser más complicada. En Idomeni, al final llegabas a un sitio, a un espacio muy determinado, y sabías dónde estaba la historia. Tenías que ir rascando, obviamente, pero estaba allí; sin embargo, en Nepal va a ser más complicado porque estamos hablando de un país y el acceso a los sitios donde nosotros queremos ir no resulta tan fácil. No obstante, contamos con la ayuda de varias personas y las ONGs allí presentes nos facilitan el trabajo porque cualquier proyecto que ayude a su causa, a alzar la voz por poco que sea, les beneficia. Se trata de una relación de ayuda recíproca.
«Miradas en la Frontera regresará de nuevo al epicentro de las historias a observar con detenimiento y reflexión qué está ocurriendo. Aunque la actualidad se haya olvidado de ellos, en Nepal todavía hay mucho que hacer. »Miradas en la Frontera» será un altavoz de esas miradas que buscan denunciar su realidad más allá de sus propias fronteras»