Tras unas siete horas de deliberación, el jurado finalmente declaró por unanimidad que el acusado era culpable de asesinato. Y es que, tras el reconocimiento de los hechos, tenía que decidir si los hechos eran constitutivos de un delito de asesinato o de homicidio, declinándose por la primera de las opciones.
Por otro lado, el jurado considera que se debe aplicar una atenuante por haber cometido los hechos en un arrebato, ya que en el derecho a la última palabra el procesado mostró su arrepentimiento, y una agravante por el parentesco hacia su pareja sentimental, según fuentes consultadas por Europa Press.
Ahora será la magistrada María Jover, que ha presidido el jurado, la encargada de redactar la sentencia, en la que fijará los hechos probados y determinará la pena, que supondrá más de 15 años de prisión.
En la primera sesión del juicio, el procesado, de 56 años y nacionalidad española, aseguró que «estaba loco perdido, perdí la cabeza, no sabía ni lo que hacía y cuando estaba muerta vi la sangre».
Igualmente, recordó que nunca la tocó ni le puso la mano encima pero que cuando comenzaron a discutir y ella empuñó el cuchillo, el la empujó y fue cuando el arma cayó al suelo, aprovechando ese momento el acusado para cogerla. «Entonces me volvió loco y perdí la cabeza, no sé las puñaladas que le di, no las recuerdo», dijo el acusado, quien preguntó al fiscal si creía que contó las puñaladas que le dio, porque «no soy un asesino», alegó.