Unas 120.000 muertes al año, más de la mitad de las muertes por shock en España, podrían evitarse si atendiera correctamente a los pacientes cuando llegan a urgencias, según el Grupo de Shock de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias (SEMES), que ha editado el libro ‘Actualización del manejo del paciente en shock’.
Cada año se producen unas 215.000 muertes por shock, de los que existen cinco tipos, más que el total de fallecimientos por cáncer de mama o pulmón y su mortalidad supera el 20%, según ha destacado la doctora Ana Navío, coordinadora del grupo Shock y del libro.
El coordinador del SUMMA, el doctor Alonso Mateos, reconoce que ellos saben “que a estos pacientes no se les está atendiendo bien”.
“Si se diagnostica en un estadio precoz la mortalidad puede bajar hasta un 3%”, advierte Navío, “ya que aplicar el tratamiento adecuado al tipo de shock puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte”.
Los síntomas del shock son difíciles de detectar
El problema está en diagnosticarlo a tiempo y tratarlo por la falta de conocimiento científico sobre las bases del shock. Mateo cuenta que es muy difícil detectar un shock cuando el paciente llega al hospital, ya que los síntomas son muy dispares y ni la propia víctima sabe explicar lo que le pasa. “Muchas veces llegan asegurando que simplemente se encuentran mal”, señala.
El shock es un síndrome que se caracteriza por la incapacidad del corazón o de la circulación periférica de mantener la perfusión adecuada de órganos vitales y puede ser debida a gran diversidad de causas, desde cardiovasculares a infecciosos. La falta de oxígeno a los tejidos tiene consecuenciencias inicialmente reversibles, que sin tratamiento adecuado evolucionan hacia la disfunción celular, daño orgánico, fallo multiorgánica y la muerte.
El diagnóstico médico se realiza a través de la integración de datos surgidos del interrogatorio, enfermedad actual, grupo de riesgo y datos cuantitativos como signos vitales, laboratorio y biomarcadores de sufrimiento orgánico e hipoperfusión.
Como recoge el libro, el equipo asistencial debe incorporar conocimientos fisiopatológicos relacionados a condiciones críticas para poder comprender y asistir a los pacientes con shock aprovechando las nuevas tecnologías.
Mateo explica que en cualquier tipo de shock el tiempo es primordial. Ahora es cuando se empieza a incluir como patología tiempo-dependiente. Las primeras medidas se llevan a cabo en el primer contacto médico realizado por el servicio de emergencias o de urgencias”
No se detecta a tiempo
El doctor César Carballo, vicepresidente de SEMES Madrid, añade además que “una urgencias masificadas retrasan el trabajo de los médicos”.
En el caso de la Comunidad de Madrid, el 3% de la población que entra en urgencias sufre algún tipo de shock. Sin embargo, denuncia, las herramientas de triaje en la Comunidad “no incluyen la obligatoriedad de recoger las constantes”. Si se hiciera desde el principio, añade, “agilizaría mucho el diagnóstico y tratamiento”
Según un estudio del Grupo de Shock, en España no se han publicado registros hospitalarios sobre la atención del paciente en shock en Urgencias, por lo que no se dispone de información sobre la asistencia de los pacientes en shock, a pesar de que los médicos de urgencias son los responsables de la primera asistencia, de establecer la orientación diagnóstica y de iniciar el tratamiento.
Cinco tipos de shock
Existen cinco tipos de shock que se clasifican dependiendo de su origen.
– Cardiogénico: se llama así cuando el shock tiene origen cardíaco, como por ejemplo en un infarto de miocardio, el corazón no bombea sangre correctamente a todo el cuerpo y pueden fallar múltiples órganos.
– Hipovolémico: hipovolemia quiere decir ‘volumen bajo de líquidos’. Esto ocurre por ejemplo en grandes hemorragias donde se pierde mucha sangre, o en quemaduras graves donde también existe pérdida importante de líquidos.
– Anafiláctico: causado por una reacción alérgica grave, todo el cuerpo reacciona ante un agente alérgeno, y la dificultad para respirar hace que no se obtenga suficiente oxígeno. (Es el que más afecta a los niños).
– Shock séptico: originado por infecciones. La infección se extiende desde el foco (una herida infectada por ejemplo) a través de la sangre, afectando a los órganos e interrumpiendo su funcionamiento habitual.
– Shock neurogénico o distributivo: el origen está en el sistema nervioso, que a causa de una lesión deja de mandar las órdenes correctas a los órganos para que funcionen. En ocasiones no existe ninguna lesión en el sistema nervioso, sino que el shock está causado por otros factores, como por ejemplo el dolor muy intenso, que puede afectar al cerebro impidiéndole funcionar.