Nos vamos acercando al verano y comienza la época en la que el interés hacia la mejora de nuestro imagen corporal es mayor. Para mejorar esta imagen de nuestro cuerpo, comienza para muchas personas una carrera casi diaria para sacar tiempo de donde no lo hay y conseguir unas horas de gimnasio o de actividad física. Pero también, existe la posibilidad de utilizar dispositivos que, aunque estemos en forma estática, mediante vibración pueden facilitar el movimiento de la grasa no deseada que tenemos acumulada. Son los conocidos como masajeadores corporales para adelgazar.
El motivo de comentar hoy que aportan a nivel de nuestra fisiología estos aparatos es porque en una muy prestigiosa revista científica americana llamada FASEB Journal esta semana apareció publicado un artículo científico realizado en ratones de laboratorio obesos que demuestra como la exposición diaria de los ratones durante 15 minutos a estos aparatos de adelgazamiento, además de reducir el nivel de grasa corporal rescatan el nivel de alguno de los tipos de linfocitos (glóbulos blancos) en la sangre. Los linfocitos son células existentes en la sangre y que tienen un papel fundamental en nuestro sistema inmunitario y son vitales para la defensa de nuestro organismo contra las infecciones y generación de tumores entre otras funciones.
Como les hemos indicado, los linfocitos son un tipo de glóbulos blancos contenidos en nuestra sangre que se ocupan de la defensa de nuestro organismo contra la invasión de patógenos externos como pueden ser las bacterias y los virus.
En nuestra sangre existen varios tipos de linfocitos diferentes. Los más importantes son: los linfocitos B (responsables de generar nuestros anticuerpos); los linfocitos T (los hay de varios tipos por ejemplo los linfocitos T colaboradores que son responsables de activar varias células diferentes de nuestro sistema inmune o los linfocitos T citotóxicos que tienen capacidad de romper células) y finalmente el tercer gran tipo de linfocitos son los llamados células asesinas (en inglés conocidos como Natural Killer) que son los encargados de eliminar células e invasores no deseados e incluso eliminan células tumorales o células infectadas por virus.
Pero, hoy hemos pensado complicar un poco más este artículo y explicarles también que no toda la grasa contenida en nuestro organismo es negativa. En nuestro cuerpo existen dos tipos fundamentales de grasa: la grasa blanca y la grasa parda.
La grasa blanca, como indica su nombre, es de color blanco. La grasa blanca es un acúmulo de grasa en forma de lípidos para poder utilizarla en algún momento que nuestro organismo lo requiera como fuente de energía. Esta es la grasa que produce nuestra obesidad y sobrepeso y se asocia a riesgo en nuestra salud como por ejemplo aumento de riesgo en sufrir diabetes o un problema de salud en nuestro sistema cardiovascular.
La grasa parda, es de color pardo porque tiene una gran concentración de unas estructuras que existen dentro de nuestras células que se llaman mitocondrias y que permiten a las células respirar utilizando el oxígeno. Podríamos decir que serían algo así como los pulmones de nuestras células. De las mitocondrias ya les hemos hablado en esta misma sección de Teinteresa en el artículo que les contamos como la herencia de la respiración de nuestras células proviene de nuestras madres. Si lo recuerdan, el por qué las mitocondrias las heredamos de nuestras madres se debe a que los espermatozoides tienen la mayoría de las mitocondrias en su cola, debido a que es la región que necesita más energía para la locomoción hacia el óvulo de la mujer. Sin embargo, solamente la parte de la cabeza del espermatozoide es la que entra al óvulo, por lo que las mitocondrias son solamente heredadas de la madre.
Pero no quiero desviarles mucho del tema, volvamos a la grasa parda. Se considera que debida a la gran capacidad de utilización de energía, la grasa parda quema grasa. Se lo intentaré explicar de forma sencilla. La función principal de la grasa parda es elevar la temperatura corporal cuando hace frío. Para esto, quema energía. Hasta hace unos años, se pensaba que grasa parda solamente había en los niños. Sin embargo diferentes trabajos científicos han demostrado que en los adultos también hay grasa parda. En estos trabajos también se demostró que la presencia de grasa parda varía mucho de unos individuos a otros en función de la edad (decrece con los años) y el sexo (más en mujeres que en hombres). También en estos trabajos se observó que a mayor obesidad, menos grasa parda. Esto sugiere que la presencia de grasa parda podría proteger contra el sobrepeso. También se encontró que el ambiente frío activa la grasa parda, como era de esperar, para producir más calor.
La grasa blanca se acumula principalmente en la zona de nuestro abdomen. Sin embargo, la grasa parda se localiza fundamentalmente en áreas alrededor del cuello, a lo largo de los músculos trapecios (músculos situados en la zona posterior del cuello y del tronco), y finalmente en la parte superior del pecho.
Dice la historia que en el antiguo Egipto, la mayoría de sus gobernantes tenían sobrepeso e incluso algunos de ellos sufrían de diabetes. En esto evidentemente contribuía la ingesta elevada de grasas que tenían los egipcios de clase alta. El culto al cuerpo, tampoco es nada que se haya puesto de moda en nuestros días. En la antigua Grecia y Roma existía una importante cultura de cuidar el aspecto físico. Ejemplo de ello podría ser la bella y coqueta Popea Sabina, esposa de Nerón, que según cuenta la historia se bañaba en leche de burra para cuidar de su belleza. Incluso se dice que cuando Popea tenía que viajar no podía faltar en su equipo de viaje 300 burras para mantener con la leche que ordeñaban todas las mañanas mantenía su piel suave y blanca. Incluso Popea llegó a idear una mascarilla basada en la leche de burra y pasta que se conoce con el nombre de mascarilla de Popea.