¿Sería capaz de tomarse 11 cucharadas de azúcar seguidas? ¿Y nueve? ¿Y ocho? ¿Y si lo dejamos en 4? Parece una locura a simple vista, pero estos son los niveles de azúcar que ingerimos cuando tomamos un café Frappuccino de Starbucks (11), una Coca-Cola o una Pepsi (9), una chocolatina Mars (8), un helado Solero Exotic (4) o un tazón de Frosties de Kellogg»s (4).
Un grupo internacional de médicos de Reino Unido, EEUU y Canadá ha medido el azúcar que contienen algunos productos para alertar de los altos niveles que contienen. El obejtivo es concienciar a las empresas de alimentación de que con su ayuda se podría frenar o invertir en menos de cinco años la epidemia de obesidad que padece parte de la población mundial occidental.
«El azúcar es el nuevo tabaco. La cínica industria, preocupada por obtener beneficios y no por la salud pública, impone a padres y niños incautos sus bebidas azucaradas y su comida basura», explicó Simon Capewell, profesor de epidemiología clínica de la Universidad de Liverpool al diario »The Independent». La campaña pretende alertar a los ciudadanos de los «azúcares ocultos» que se esconden en determinados productos, y alentar a las empresas alimentarias para que reduzcan los niveles de azúcar «innecesarios».
Un riesgo para la salud… y el bolsillo
Estos mismo expertos ya lucharon contra otro elemento que ellos consideraban preocupante para la salud: el exceso de sal. «Los médicos intentan imitar las reducciones de los niveles de sal en la dieta, cuyo consumo cayó en un 15% entre 2001 y 2011, permitiendo que los casos de apoplejía y ataque cardíaco disminuyeran hasta alcanzar cifras mínimas anuales», aseguran. Los expertos creen que si hasta 2017 o 2019 las grandes empresas del sector alimentario disminuyeran en un 20% o un 30% la cantidad de azúcar que contienen sus productos se podría frenar la tendencia a la obesidad.
Los problemas derivados de la obesidad le cuestan al Reino Unido más de 5.000 millones de libras (7.000 millones de euros al año). Casi dos tercios de la población adulta y más de una cuarta parte de los menores sufren sobrepeso.
Aseem Malhotra, cardiólogo y director científico del grupo de trabajo, asegura que «el azúcar añadido no tiene ningún valor nutricional y el cuerpo no necesita azúcar añadido. Las afirmaciones de la industria de que se necesitaba azúcar para obtener energía eran falsas».
«El alcohol de la infancia»
La campaña »Action on Sugar» (»Acción contra el Azúcar») se preocupa por los «azúcares ocultos» en los alimentos procesados. La grasa saturada contiene más calorías por gramo que el azúcar, pero Lustig, profesor de endocrinología pediátrica de la Universidad de California en San Francisco, asegura que no todas las calorías son iguales. «La ciencia dice que el azúcar es diferente- peligroso más allá de sus caloría- al igual que el alcohol», asegura Lustig, quien define el azúcar como «el alcohol de la infancia», que pone a los niños en riesgo de padecer enfermedades del hígado graso o diabetes.
Yoni Freedhoff , profesor asistente de medicina en la Universidad de Ottawa, Canadá, y asesor del grupo, alerta del uso del azúcar como un medio para »pacificar» a los hijos, convertirlo en una recompensa.
Según el grupo de expertos, las empresas han empezado a hacerles caso: «Coca-Cola ha reducido las calorías en algunas de sus marcas de bebidas sin alcohol en un 30 % y otros como Mars han reducido sus porciones individuales de chocolate a no más de 250 calorías. Hay 38 empresas inscritas para reducir calorías, pero queremos ir aún más lejos, y estamos debatiendo el tema con la industria alimentaria».
¿Qué dice la OMS?
La Organización Mundial de la Salud recomienda que el azúcar constituya menos del 10% de la dieta diaria del niño, 10 gramos de azúcar por cada 100 gramos de comida.