Un nuevo otoño ha llegado y con él también llega un cambio característico en el paisaje de nuestros campos, jardines y en la luz del día. El otoño es la época del año que asociamos con la caída de las hojas de los árboles y arbustos de hoja caduca. Estas plantas se desprenden de su abrigo de hojas, quedando sus ramas desnudas esperando la llegada del frio invierno. Pero el proceso de la caída de la hoja no es un proceso pasivo que podría venir provocado por el viento que bambolea las ramas del árbol. Hoy se sabe que es un proceso dinámico en el que parece participar el árbol pero también la hoja.
El proceso de la apoptosis en el mundo vegetal ha sido la inspiración de los científicos dedicados al arte de la investigación biomédica. Permítanme queridos lectores de Teinteresa, que defina la investigación científica, de cualquier tipo, como arte, ya que es arte todo lo creativo y si hay algo creativo esto es la investigación.
Pero olvidemos los pensamientos filosóficos y volvamos a la apoptosis de las células. La apoptosis no solo da nombre a la caída de la hoja otoñal, sino también a un proceso que existe en las células de los seres vivos que lo que realmente significa es una muerte celular programada.
El concepto de la muerte celular programada o apoptosis celular es uno de los conceptos que más ha interesado y preocupado a los científicos en las últimas décadas. La apoptosis celular es un proceso altamente regulado ya que en el caso de que existiera un defecto o un exceso de apoptosis o muerte celular programada podrían ocurrir desde malformaciones, defectos en el desarrollo de los órganos, enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares e incluso la aparición de tumores.
La apoptosis en las células comienza con la estimulación en ellas de unas proteínas que se llaman caspasas cuya misión final será destruir proteínas que ayudan a reparar el ADN de las células y activa otras proteínas que a su vez rompen en miles de fragmentos el ADN celular. Realmente la apoptosis podríamos decir, aunque les parezca un concepto cercano a la ciencia ficción, que es un acto voluntario de las células para morirse. Y esta decisión voluntaria de morirse se produce porque las célula siente de alguna manera que ya no es capaz de reparar una serie de daños que durante su existencia ha sufrido y prefiere que sus daños no afecte a las células vecinas. En realidad seria un acto de sacrificio de una célula enferma por el bien de la supervivencia de las otras células que componen un órgano.
La apoptosis celular también es un importante mecanismo de defensa del organismo en contra de los virus. En una época en la que la humanidad en algunas zonas de este planeta llamado Tierra intenta frenar virus tan mortíferos como el ébola, sobre el que hace unas semanas les hablamos desde estas mismas páginas, también tenemos que recordar que con el otoño no puede faltar una de las citas anuales que tenemos con el virus influenza, o más conocido como el virus de la gripe.
En esta época del año, según datos del Centro Nacional de Epidemiología cada año padecen gripe en España unos entre 2 y 6 millones de españoles. Quizás este año la llegada del virus de la gripe se ha adelantado un poco ya que ya comienza a existir personas que están sufriendo los primeros síntomas.
El virus de la gripe se transmite por la tos, los estornudos y al tocar cualquier objeto contaminados con el virus con las manos. Por eso una de las recomendaciones más importantes para frenar la infección es lavarse las manos frecuentemente.
Cuando una célula se siente infectada por el virus de la gripe, comienza el proceso de apoptosis y provoca que una especie de vesículas a modo podíamos definir de verrugas, aparezcan sobre su superficie. Esta verrugas que científicamente se denominan cuerpos apoptóticos, son una señal de llamada para que la célula enferma sea reconocida por unas células que circulan en la sangre que se llaman Natural Killer (podría traducirse cono asesinos naturales). Estos Natural Killer son un tipo de glóbulos blanco que su función es eliminar las células que reconoce a través de la detección de los cuerpos apoptóticos y elimina así no solo evidentemente a la célula pero sobre todo la infección por el virus.
Dice la historia que Hipócrates usaba el término apóptōsis cuando se refería al proceso lento, en casos de gangrena, por el que se van desprendiendo elementos de hueso. En 1982 el biólogo estadounidense Howard Robert Horvitz descubrió que en un pequeño gusano terrestre de menos de 1 milímetro de longitud llamado Caenorhabditis elegans se podía estudiar el proceso de la apoptosis celular, ya que muchos de los genes y mecanismos que funcionan en la muerte celular programada en este pequeño gusano Caenorhabditis elegans también funcionan en mamíferos, incluido el ser humano. El proceso de muerte celular programada en Caenorhabditis elegans comprende tres pasos principales: la decisión de una célula a morirse, el proceso de la muerte, y la eliminación y degradación de la célula. Howard Robert Horvitz recibió el premio Nobel de medicina en 2002.
La investigación en este nematodo continua y entre otros muchos hallazgos se ha comprobado que tiene un gen llamado sir-2 que podría estar implicado en los procesos de longevidad. Pero esto se lo contaremos otro día.