Permanecer por las mañanas en lugares cerrados o con poca iluminación puede contribuir a que, por las noches, cueste más conciliar el sueño según un estudio llevado a cabo por el Instituto Politécnico Rensselaer, en Estados Unidos, publicado en la revista ‘Neuroendocrinology Letters’.
En la investigación, en la que participó un grupo de adolescentes, pudo constatarse que cuando las personas pasan más de cinco días consecutivos sin exponerse a la luz del sol experimentan un retraso de 30 minutos en la secreción de melatonina, la hormana del sueño que le indica al organismo que es el momento de irse a dormir.
Además, mientras que no recibir luz solar supone un retraso en el sueño de seis minutos diarios, trastornando el ritmo biológico y cambiando los patrones de temperatura corporal y apetito, también puede provocar una reducción de la atención y el rendimiento. Una solución que plantean los autores del estudio para evitar estas situaciones es que los lugares de trabajo y estudio se construyan de tal forma que pueda pasar la luz natural.