La campaña electoral del presidente de Turquía, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, para ganar el referéndum del próximo 16 de abril y convertirse en presidente con poderes ejecutivos ha recibido un apoyo inesperado, pero arrollador desde la liberal Holanda.
Las imágenes de perros policiales mordiendo a manifestantes turcos en Rotterdam y el relato de sufrimientos de la ministra de Asuntos Sociales, Fatma Betül Sayan, conforman una narración en la que Occidente se ha convertido en «enemigo» de Turquía.
Desde enero, los altos cargos del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), en el poder desde 2002, aseguran que el PKK, la guerrilla kurda, y el Estado Islámico (EI) piden el «No» en el referéndum, aunque no consta que se hayan pronunciado al respecto.
Por ello, Erdogan y su primer ministro, Binali Yildirim, aseguran que quien no se pronuncie por el «Sí», sino que se decante por el «No», se alinea con el terrorismo.
Los islamistas del AKP han destacado que los países europeos ponen pegas a los mítines en sus territorios de ministros turcos -aparte de Holanda son Alemania, Austria, Suiza y Suecia- porque quieren impedir la victoria del «Sí».
La Comisión de Venecia, órgano del Consejo de Europa, se pronunció esta semana contra el cambio constitucional, lo que para Erdogan y los suyos puso un sello a la postura europea por el «No».
Otro factor que molesta a los seguidores del AKP es que en Holanda y Alemania, los simpatizantes de la ultraizquierda turca y kurda realizan a menudo marchas públicas a favor de figuras políticas, considerados terroristas, no solo en Turquía sino también entre los propios europeos.
Por eso, se multiplican opiniones y frases como «permiten al PKK hacer su propaganda pero bloquean el camino a nuestros ministros», señaló hoy un manifestante turco a Efe en la puerta del consulado holandés en Estambul.
La actuación de la policía holandesa anoche puede hacer que para muchos turcos indecisos la imagen se haya vuelto más nítida.
En un lado, Erdogan y el AKP por el «Sí», en el otro, una alianza internacional compuesta por gobiernos europeos, terroristas y los dirigentes de la oposición turca, por el «No».
Además, lo sucedido en Rotterdam este fin de semana pone en apuros a la oposición turca.
Tanto que el propio líder opositor, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, que lleva semanas haciendo campaña por el «No», se ha visto obligado a alinearse hoy con Erdogan y contra Holanda.
Se trata de una «agresión contra Turquía, sin relación con el referéndum», dijo el moderado Kiliçdaroglu.
Su partido, el socialdemócrata CHP, ha anulado viajes previstos por Europa, e insta a los diputados turcos a cancelar visitas al tiempo que apoya gestos como el de suspender relaciones con Holanda.
Así, Rotterdam es un regalo del cielo para Erdogan, ya que hasta ahora ni los propios dirigentes del AKP veían clara su victoria en el referéndum del 16 de abril.
Pero desde hoy y gracias a Holanda, el futuro del AKP parece pintarse más de color rosa, con una Turquía dirigida posiblemente pronto por un presidente y jefe de Gobierno Erdogan.