El portavoz de las Fuerzas Especiales libias, Milud al Zaui, anunció hoy que un total de 68 milicianos murieron en la ciudad de Bengasi durante 2017 y otros 200 resultaron heridos como consecuencia de las minas anti-persona colocadas por las milicias islamistas.
A través de su página web, Zaui declaró además que, desde 2012 hasta finales de 2017, «1.400 miembros de esta fuerza fallecieron mientras que otros 2.500 resultaron heridos».
Por su parte, el portavoz de la operación militar «Al Karama», Ahmed al Mismari, se refirió a la posibilidad de que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ataque plantas petroleras en la zona oriental del Hilal al Nafti (el creciente petrolero).
La operación «Al Karama» (Dignidad) fue lanzada en 2014 por Jalifa Hafter, hombre fuerte del este de Libia, para arrebatar Bengasi, segunda ciudad en importancia, de las manos de las fuerzas islamistas.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que la comunidad internacional apoyara el alzamiento rebelde en Bengasi y contribuyera militarmente a la caída del régimen dictatorial de Muamar el Gadafi.
Seis años después, dos Gobiernos, uno en Trípoli (oeste) y otro en Tobruk (este), luchan por hacerse con el poder con ayuda de decenas de milicias que cambian de bando a menudo.
Hafter controla en la actualidad alrededor de 70 por ciento del territorio, incluidos sus principales recursos petroleros, y está inmerso en un proceso de negociación con el Gobierno de Trípoli, sostenido por la ONU, al que no reconoce.