El Gobierno sursudanés controla el 98% del territorio del estado de Alto Nilo, tras los repetidos enfrentamientos en la zona desde el comienzo del conflicto a mediados de diciembre pasado, dijo a Efe el ministro de Información de ese estado, Philip Jeben.
«Puedo asegurar que el 98% del Estado se encuentra bajo el control del Gobierno, a excepción de ciertas áreas. Alto Nilo se compone de 13 provincias, de las cuales solo tres y un cuarto se encuentran fuera de nuestro control», dijo Jeben, quien aseguró que es cuestión de tiempo recuperarlas.
El ministro aseguró que se están haciendo todos los esfuerzos posibles para «devolver la normalidad» a la ciudad de Malakal, capital del Estado, después de haber sufrido «una destrucción casi total» tras los choques entre las fuerzas del gobierno y los rebeldes seguidores del exvicepresidente Riek Machar.
Aseguró que hay «todavía cadáveres en la ciudad, cuerpos descompuestos y restos óseos esparcidos por algunas calles», para agregar que la próxima semana se publicará la cifra oficial de víctimas.
«La ciudad necesita una campaña de limpieza y desinfección de los cuerpos en descomposición, antes de que los más de 30.000 ciudadanos vuelvan a sus hogares desde las sedes de la misión de la ONU en Malakal y alrededores», advirtió.
Jeben mostró su deseo de que los residentes de Alto Nilo puedan «volver pronto» a sus hogares, pero aseguró que «es difícil» porque muchas casas fueron destruidas o saqueadas por completo, al igual que las tiendas y los lugares de culto.
El pasado marzo, Jeben informó de que el Gobierno afrontaba muchos desafíos en Malakal por el alto nivel de destrucción y porque las instalaciones locales, como el hospital de la ciudad, se encuentran completamente vacías.
El conflicto en Sudán del Sur comenzó el pasado 15 de diciembre cuando las autoridades sursudanesas tuvieron que hacer frente a un ataque de militares rebeldes, y el Gobierno acusó de este supuesto intento de golpe de Estado a Machar, rival político del mandatario, Salva Kiir.
La ONU alertó a principios de mes de que unos 3,7 millones de personas están al borde de la hambruna en Sudán del Sur y, si no se consiguen fondos para financiar la ayuda de emergencia, en los próximos meses puede producirse una catástrofe en el país más joven del planeta.