El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha cerrado la puerta a la consulta soberanista en Catalunya dejando claro que en la Constitución no es delegable la competencia para convocar referendos de cuestiones transcendentales. Pero ha sido la primera vez que ha instado claramente a CIU a presentar una propuesta de reforma constitucional. «Hay una puerta abierta de par en par para los que no estén de acuerdo con el actual estado de las cosas: una reforma de la Constitución”.
Rafael Murillo, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad San Pablo CEU, considera que el presidente ha abierto en el Congreso “un nuevo marco de diálogo”, al retar a Artur Mas a que presente una propuesta de reforma que encaje con los principios de la Carta Magna. “La Generalitat tiene la gran oportunidad de ser valiente políticamente con una propuesta de reforma para actualizar la relación territorial”.
Murillo ha visto a Rajoy “sereno y tranquilo”, dejando claro que “la competencia” para convocar refrendos “no es delegable” y que “los derechos democráticos los ejercen la totalidad de la nación”.
“Defender el argumento de la legitimidad de la calle para validar esta consulta solo se entiende en procesos revolucionarios”, dice Murillo, que insiste en que Catalunya no puede decidir sobre una cuestión que atenta contra el principio constitucional, de indisoluble unidad de la nación española.
El profesor explica que una consulta sobre un asunto de trascendencia política, invocando al artículo 92 de la Constitución, debe hacerse para el conjunto del país. “La trascendencia afecta a todos la nación, y el tema de Catalunya nos afecta a todos”.
En opinión de Murillo, Mas está ahora más atrapado en su “callejón sin salida” Por un lado, ERC puede presionar para que no se detenga de su hoja de ruta –con el proyecto de ley de consultas que anulará previsiblemente el TC; por otro, se topará con voces discrepantes dentro de CIU, sobre todo en el partido de Duran Lleida, “que no tiene un discurso rupturista”.
Critica que el presidente catalán no haya acudido al debate, porque ha perdido la oportunidad para “llegar a un punto de comienzo para dialogar. “No acepta un varapalo y envía a emisarios. Lo lógico es que si lidera este proceso, debe defenderlo en el Parlamento nacional”.