Hay dos hechos políticos de los que Podemos no se desprender ahora: una reforma de la Constitución, de la que ya hablan casi todos los grandes partidos… de la casta. Parece claro que Podemos apuesta por un estado federal que también reconozca el derecho de autodeterminación, por el suo de referéndums y también por una reforma de la ley electoral que premie a los partidos más pequeños y que sea una manera de acabar con el bipartidismo.
Si bien en estos principios políticos parece que no va a haber muchos cambios (tampoco son radicales y pueden ser adoptados por otros paritdos), sí que se percibe una cambio de estrategia en Podemos, o mejor dicho, un paso en la escala de un proyecto destinado y pensado para llegar al poder. Tras decidir no entrar en el juego de municipales y autonómicas (gobernar es instantáneamente perder votos, mostrar formas e ideas y dejar a un lado la imagen inmaculada) ahora parece claro que lo que se pretende es suavizar el mensaje. Quedar anclado en la izquierda radical no lleva a la Moncloa. Pablo Iglesias y su qeuipo lo saben.
«En el centro es donde se ganan las elecciones», es lo que aseguran todos los expertos demoscópicos, y un partido en el que predominan profesores de Ciencias Políticas lo tienen bastante claro. En la última gran aparición de Pablo Iglesias en Televisión, en la entrevista con Jordi Évole, el líder de »Podemos» manifestó aquello de que su partido busca la «centralidad».
Dijo centralidad y no centro, para evitar malentendidos. Pero se refiere a las clases medias, en busca del voto socialdemócrata o socialista más moderado profundamente desencantado con el Partido Socialista Obrero Español. La idea de la formación es atraer a la gente descontenta con el sistema, a esa gente que nunca ha votado, a esos ciudadanos que son de izquierdas, a la «gente decente» y ahora lucha por las clases medias.
Para eso necesita moderar su discurso. Y no es sólo de palabra, en la reciente Asamblea Ciudadana en la que se aprobaron los ejes de su futuro programa electoral, matizaron y mucho las propuestas más polémicas que son, por cierto, las que le han llevado al éxito. El equipo de Iglesias, en el que Iñigo Errejón ejerce como cerebro, es consciente de que sus seguidores en la izquierda son legión, como corrobora la encuesta de El País que ya les sitúa primera opción de voto. Pero también que sin conquistar el voto de centro nadie ha conseguido llegar a la Moncloa. Prueba de ello es la transformación que ha sufrido el mensaje de Iglesias a lo largo de los últimos meses.
La apelación a la casta ha dado resultados
En las Europeas conquistó cinco eurodiputados y 1,2 millones de votos con un discurso enraizado en la constante apelación a la soberanía popular y la crítica a los partidos tradicionales y a un desapego creciente de la ciudadanía respecto a sus representantes, un discurso contra la casta.
Entre esas propuestas estaba la renta universal y un programa económico presentado entonces por Podemos incluía otras medidas como la jubilación a los sesenta años, la subida del salario mínimo y la limitación del máximo o las jornadas laborales de 35 horas semanales.
En todo este tiempo, la sostenibilidad de estas propuestas ha sido muy cuestionada. Incluso sus propios promotores admitieron, como adelantó este medio, que esas medidas habían sido diseñadas para un escenario concreto, el europeo, pero podrían no tener encaje en la realidad española.
“Entendimos que con las ayudas a la banca y con el presupuesto europeo había dinero, pero no en las generales. Tendremos que presentar un programa en su momento”, reconocía Juan Carlos Monedero, portavoz e ideólogo de la formación. La financiación se basaba en dos datos: los 400.000 millones de euros que se habían destinado para la ayuda a los bancos y un incremento mínimo, calculado en el 5%, del PIB comunitario. Partidas de las que no se dispone en España. Su aplicación en nuestro país, por tanto, sigue aún sin concretarse.
De no pagar la deuda a realizar una auditoría
Entre esas medidas, la más “sensible” es la que propone una reestructuración ordenada de la deuda, pero suavizando la propuesta de impago. Es decir, ya no habla de no pagar la deuda, sino de realizar una auditoría. Esa auditoría, se explica en el texto, serviría para determinar «qué deudas pueden considerarse ilegítimas, ya sea en función de su origen (fundamentalmente aquellas derivadas de gastos que favorecieron intereses particulares en vez de generales), a causa de un proceso de endeudamiento irregular (es el caso de las cláusulas abusivas o los problemas de información), o a causa de elementos derivados de su ejecución». Un paso atrás en una de sus principales apuestas.
“Es necesario vencer el discurso de que no queremos pagar las deudas, demostrando que no es una cuestión de voluntad, ni tan siquiera de equidad social (aunque también), sino que se trata en primer término de una cuestión de eficiencia económica y de necesidad», se lee en el texto. También el entorno de Iglesias ha matizado en los últimos meses esta propuesta que en su origen fue ampliamente debatida.
Nacionalización: de expropiar a exigir responsabilidad social a las empresas
La nacionalización de los bancos y de sectores estratégicos de la economía, como telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, sanitario, farmacéutico y educativo, medida incluida en el programa europeo, será sin duda una de las más debatidas en el momento de extrapolarla a España.
En los últimos tiempos, Iglesias parece haber suavizado en cambio la propuesta. «A veces la fórmula puede ser la nacionalización y otras no. La Constitución dice que la propiedad privada debe estar subordinada al interés social. Pondríamos un precio político que garantiza que ningún ciudadano de mi país se va a quedar sin luz y sin calefacción y si no accede a lo mejor le nacionalizo la empresa. En algunos casos podría haber incluso confiscaciones, es decir que no hay que pagar», dijo la pasada semana en una entrevista en La Sexta, en la que aclaró: «No tenemos voluntad de expropiar, pero sí que las empresas asuman su responsabilidad social». Las multinacionales tendrían que pagar impuestos en España «por ley», ha comentado también Iglesias.
Cargarse el capitalismo
Pero, ¿ha venido Podemos a cargarse el capitalismo? «Ya me gustaría a mí», dice Pablo Iglesias, pero asume que no se puede. No obstante, «a los ricos hay que tratarles como a los niños pequeños, con cariño y dulzura, pero ponerles límites«; y además “pensamos en todas las fórmulas para que el interés privado esté subordinado al interés social”, sobre la expropiación y la confiscación. Eso sí, asume que «a la hora de la verdad, soy muy blandito».
Federalismo
El modelo de Estado sería federal. En más de una ocasión, Pablo Iglesias se ha mostrado favorable a la celebración del a consulta en Catalunya, pero matizando también su preferencia de que la comunidad tuviese encaje en España. Sin embargo en los últimos meses, y teniendo en cuenta que esa posición le puede hacer perder votos en el resto de España, ha tratado de silenciar esta posición. Desde los movimientos independentistas se acusa a Podemos y su posible socio en Barcelona Guanyem de no haber movido un solo dedo por la consulta soberanista del 9-N.
Venezuela, Ecuador, Bolivia y Uruguay como referentes
El reducido grupo de ideólogos que puso en marcha Podemos, liderados por el tertuliano y profesor universitario Pablo Iglesias, comparte el convencimiento de que las políticas puestas en marcha por los gobiernos latinoamericanos de inspiración bolivariana como el de Venezuela, Ecuador o Bolivia pueden ser aplicables en España para hacer frente a la crisis tanto económica como «de régimen» por la que, a su juicio, atraviesa el país.
Sin embargo en Salvados ya dijo que no le gustaba todo de Venezuela. «Nos hace daño que nos relacionen con Venezuela porque se ha construido una imagen en los medios de comunicación en España que presentan a Venezuela como una dictadura. No estoy de acuerdo con muchas cosas que hacen pero es escandaloso que lo presenten como una dictadura. Si hubiésemos visitado Venezuela nos hubieran tratado de atacar, nos hubiesen caído como panes».
El Papa
Consciente de que hay muchos católicos que son de izquierdas no podía permitirse hablar mal del Papa ni de los propios católicos por eso se presentó como moderado: «Yo respeto enormemente a los católicos. Yo no lo soy. En lo que respecta a Dios supongo que soy ateo, pero respeto muchísimo a los que sí creen y paradojicamente en los últimos tiempos con quien mejor me entiendo son con las personas que creen». Y así hablaba del Papa: «Cuando escucho al Papa Francisco no me lo puedo creer. Le respeto. En una institución como la Iglesia que un jesuita se atreva a decir las cosas que dice el papa es algo que no podemos obviar».
“En las próximas elecciones generales habrá un gobierno de pactos”
‘Podemos’ ha puesto patas arriba el panorama político español. “En las próximas elecciones no va a haber mayoría absoluta de ningún partido por lo que se van a necesitar pactos. Veo al PSOE dispuesto de pactar con cualquiera, excepto con el PP. Lo más lógico es que hicieran como en Andalucía donde comparten gobierno con Izquierda Unida”, explica el secretario del colegio andaluz de doctores y licenciados en ciencias políticas y sociología, Pedro Navarro.
Este experto cree que el PSOE va a tender en los próximos meses a la izquierda mientras que el PP va a intentar tender más al centro para desmarcarse del radicalismo. “No creo que sea malo que ‘Podemos’ entre en el panorama político español. Se ha demostrado que la alternancia no funciona por lo que se puede dar una oportunidad a este partido que de momento no tiene ningún pasado negativo”, apunta Navarro.
Para Pedro Navarro una cosa es lo que se dice en campaña electoral y otra lo que se hace una vez que se gobierna. “Está por ver que haría ‘Podemos’ una vez que llegue al Gobierno. Ahora esta haciendo lo que le toca mandar un mensaje que la gente quiere oír, pero otra cosa es lo que se hace cuando se está gobernando. A pesar de esto, vero muy enriquecedor para la democracia que haya estos debates”, explica.
Sobre cómo van a evolucionar los próximos meses hasta las elecciones autonómicas y generales, Navarro considera que hay que analizar las elecciones autonomías de manera independiente a la generales. “A nivel autonómico si que creo que el PP va a perder Valencia y Madrid porque la gente está cansada de lo que ha pasado en esta provincias. Sin embargo, por ejemplo en Alicante es posible que gane el PP si quitan a su actual alcaldesa. A nivel nacional hay que hacer la misma valoración que ha hecho ‘Podemos’ las encuestas están hechas en el mayor momento de ira de la gente”, concluye este experto.