El vicepresidente electo de EE.UU., el republicano Mike Pence, aseguró hoy que la controvertida llamada que el pasado viernes hizo la mandataria de Taiwán, Tsai Ing-wen, al próximo dirigente de Estados Unidos, Donald Trump, sólo fue «de cortesía».
La conversación de Trump con Tsai, primer contacto a ese nivel desde que Washington rompiera las relaciones diplomáticas con Taipei en 1979, «no fue más que aceptar una llamada de cortesía», declaró Pence al programa «This Week», de la cadena televisiva ABC News.
«Me cuesta un poco comprender que el presidente (estadounidense Barack) Obama pueda contactar con un dictador asesino en Cuba en el último año y sea considerado un héroe (…), y que el presidente electo Donald Trump acepte una llamada de cortesía de la líder democráticamente elegida de Taiwán y eso se convierta en una controversia», indicó.
Con ese comentario, el vicepresidente electo comparó la charla de Trump y Tsai con los contactos que Obama ha mantenido con el dirigente cubano, Raúl Castro, como parte del proceso de normalización de las relaciones bilaterales.
Preguntado si el Gobierno de Trump continuará con la idea de «una China» que ha marcado la política exterior estadounidense desde 1979, Pence respondió: «Nos ocuparemos de la política después del 20 de enero», cuando tanto él como el magnate jurarán sus cargos.
El vicepresidente electo dijo, como ya hizo el multimillonario neoyorquino, que la presidenta taiwanesa llamó a Trump para ofrecerle sus «felicitaciones, como han hecho líderes de todo el mundo», por su victoria en los comicios del pasado 8 de noviembre, en los que derrotó a la demócrata Hillary Clinton.
La llamada de la mandataria taiwanesa rompió casi cuatro décadas de sensible política exterior de Estados Unidos hacia China.
El contacto telefónico entre Trump y Tsai obligó a la Casa Blanca a salir al paso para recordar que el único Gobierno chino al que reconoce Washington desde 1979 es el de Pekín.
«Seguimos firmemente comprometidos con nuestra política de ‘una sola China'», afirmó en un comunicado el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de la Casa Blanca, Ned Price, el pasado viernes.
Los expertos en política exterior sostienen que la llamada podría alterar las relaciones entre Estados Unidos y China, ya que el gigante asiático considera a la isla de Taiwán una provincia «rebelde» y parte del territorio bajo su soberanía.