Marina Geli o Angel Ros no quieren fracturar al partido. Consideran que lo que sucedió ayer en el Parlament es una expresión más de la pluralidad del PSC. Así que si tono no es de ruptura.
Es cierto que cada vez más militantes piden romper la disciplina de voto, pero esto sucede sobre todo con la cuestión del soberanismo. Y como en dos o tres meses no se va a votar más sobre este asunto, la disciplina de voto se mantendrá. El sector catalanista dentro del PSC cada día está más debilitado, así que si Navarro -por el momento- tiene el puesto asegurado.
El porque de esta debilidad lo explica un hecho histórico: el pacto de Artur Mas con Zapatero acerca del Estatut. El PSOE necesitaba rebajar las demandas del Estatut aprobadas en el Parlament, sobre todo en cuestiones de financiación, que en el proyecto inicial estaban muy cerca del Pacto Fiscal. CIU le dio el apoyo a Zapatero para efectuar esta rebaja en la financiación a cambio de que Zapatero se cargase el alma catalanista del PSC, que en ese momento estaba articulada en torno a Pascual Maragall y su Tripartit. Fue justo en ese momento cuando desembarcaron todos los Zaragoza y Montilla, que en ese momento llegó a Barcelona de ser ministro en Madrid.
Tras producirse el desplazamiento de los históricos líderes del catalanismo, el PSC comenzó ese periodo de dudas y caída electoral del que todavía no ha salido. Y desde entonces comienza a ganar fuerza dentro del partido el ala más próxima al PSOE. De hecho, en el debate que se celebró para esta semana dentro del PSC para saber si votaban sí o no a la declaración soberanista, el nombre de Chacón, aunque no estaba allí, no paró de salir. Lo que preocupaba al PSC es como su toma de postura podía perjudicar a la carrera política de Chacón en Madrid.
Así pues, al ala más catalanista del PSC solo le queda rebajar más su perfil o salir del partido. Desde luego que a mucha de la gente que ahora no vota al PSC le encantaría que los cinco diputados que se ausentaron de la votación se saliesen del partido y formasen el suyo propio o se integrasen en el de Ernest Maragall. Incluso gente de CIU lo vería bien. Desde los sectores nacionalistas, todo lo que suponga debilitar a los partidos Estatales se ve bien. Pero que suceda esto es muy dificil. Desde luego que hay una lógica que lleva a ese punto, pero que llegue a consumarse la ruptura es demasiado fuerte.
En el hipotético -y remoto- caso de que estos cinco diputados se fuesen para formar su propio partido, creo que apoyarían todo lo que tiene que ver con el proceso soberanista, pero mantendrían una postura crítica con al acción de Gobierno.
– Armand Muniesa es consultor político en Strategic.