El Senado retomará este lunes los trabajos de reforma de las funciones y el sistema de elección y composición de la institución, en los que el PP estaría dispuesto a admitir una modificación «blanda» de la Constitución, que se limite a cambiar las competencias y siempre que haya un consenso claro.
A priori, el PP dice que acude a la negociación sin marcar «líneas rojas», pero sí advierte a los nacionalistas que no aprovechen, «como ocurrió en otros intentos de reforma», que «el Pisuerga pasa… para poder conseguir algunos otros objetivos» y recalca a los socialistas que no comparte su propuesta federalista de Senado al estilo del Bundesrat alemán.
Según el secretario general del Grupo Popular en el Senado, Antolín Sanz, la voluntad de su formación es que la «ansiada» reforma de la Cámara Alta vea la luz, algo en lo que está de acuerdo el resto de grupos.
Todos coinciden en que una vez «desarrollado y agotado» el Título VIII de la Constitución, sobre la organización territorial del Estado, hay que dotar al Senado de nuevas funciones, centradas principalmente en que sea cámara de primera lectura para las leyes de carácter territorial o autonómico, lo que necesariamente conllevaría una modificación de la Carta Magna.
Las diferencias surgen en el segundo aspecto de la reforma propuesta: el sistema de elección de los senadores y la composición del Senado, donde el acuerdo se antoja bastante complicado y que también implicaría cambios en el texto constitucional.
Y ahí están algunas claves de la negociación: ¿estarían los grupos dispuestos a llegar a un acuerdo para reformar únicamente las funciones del Senado? o ¿debe incluir la reforma como condición indispensable ambas patas: funciones y elección y composición?.
Son incógnitas que difícilmente logran despejar los miembros de los grupos que forman la ponencia de reforma, puesto que, aunque insisten en que las dos partes forman un todo, al mismo tiempo sólo ven más probable un consenso respecto a la primera.
El PP está dispuesto a llegar a un acuerdo «en lo relevante», insiste Antolín Sanz, para quien los cambios en el sistema de elección y composición no mejoran el Senado. «Si no cambiamos las funciones, ¿con cuarenta senadores es un mejor Senado? «, pregunta para expresar, acto seguido, «serias dudas» en ese sentido.
«El Senado se mejora en cuanto a sus funciones, con los mismos o con diferentes senadores», insiste y añade que sobre el sistema de elección se puede debatir «hasta la saciedad», pero si finalmente no se consiguen puntos de encuentro, habrá que determinar si la reforma se circunscribe únicamente a las competencias.
El bloque sobre las funciones está muy avanzado, según el socialista Francesc Antich, quien acudirá a la reunión del lunes «muy esperanzado» y convencido de que, una vez ultimada esta primera parte, se podrán sentar las bases para continuar con la composición, sobre la que, según dice, ya había un principio de acuerdo.
Antich descarta desencuentros por la apuesta del PSOE por el federalismo que, en julio, paralizó los trabajos de la ponencia de reforma, porque, recalca, la idea de su partido es que el Senado siga siendo una cámara parlamentaria.
En el PNV no lo tienen tan claro y se muestran «muy escépticos», pues, según su portavoz, Jokin Bildarratz, aún hay un debate interno en el PSOE entre quienes apuestan por el federalismo y quienes tienen una visión más pragmática y conforme al acuerdo del Pleno del Senado -renovarlo como cámara de primera lectura para leyes autonómicas-.
Bildarratz tampoco confía en que exista una verdadera voluntad de negociación por parte del PP, «visto como actúa en el día a día» haciendo valer su amplia mayoría.
Pese a este escepticismo, el PNV se sentará el lunes con «actitud constructiva» y «a escuchar» el planteamientos de los dos partidos mayoritarios para renovar las funciones, pero también su sistema de elección y composición.
«El Senado si existe, ha de existir como cámara territorial en profundidad para que cada territorio se pueda expresar y sea éste el espacio privilegiado para hacerlo», afirma tajante el portavoz de CiU, Josep Lluis Cleries.
Por eso, CiU diría en principio sí a una reforma exclusiva de las funciones, aunque matiza que también tiene que haber cambios en el sistema de elección, porque «las dos cosas van unidas» y el modelo actual hace que haya unas «mayorías muy consolidadas» y sea una cámara «muy al servicio del Gobierno».
Para la Entesa, el acuerdo también debe ser global, lo que, según precisa su portavoz, José Montilla, no impide que se llegue a un acuerdo respecto a las funciones.
«Todo va en un mismo paquete», afirma Montilla, para quien una reforma limitada a las competencias de la cámara quedaría «coja» .
El camino, no obstante, es largo. En el caso de que hubiera algún tipo de acuerdo en la ponencia, éste debería pasar después a la Comisión de Reglamento, donde se abriría un periodo de presentación de enmiendas para todos los grupos -incluidas las cinco de las seis formaciones del Grupo Mixto que no están presentes en la ponencia-, y de ahí al Pleno del Senado.
Además, debería pronunciarse el Congreso de los Diputados, porque con la modificación de las funciones del Senado vería también alteradas las suyas.